Por Juanjo Martí. Las universidades se parecen últimamente a unas fábricas de coches, por el hecho que tras salir preparados se quedan parados. Parece que se olvidaron que tras unos años de demanda de personas con titulación, como en todo proceso, llegaría un período refractario en el cual habría que rediseñar el producto final y sus características. Ni por esas, parece ser, que se hizo algo tan básico y que desde casi todas las formaciones se da a entender. Miles de personas salidas de la universidad se encuentran igual que coches parados en espera de nuevas carreteras, plazas de aparcamiento, etc. Y a este paso antes de empezar a rodar, se habrán oxidado.
- Primer problema a constatar, no enseñan autonomía, no suele salir gente preparada para darse de alta, realizar declaraciones ante hacienda, formalizar registros... se sale para pedir trabajo, no para ofertar servicios. ¿Y si no hay demanda de lo formado?
- Segundo problema, muy poco personal docente ha trabajado fuera de las aulas, por lo cual desconocen cómo funciona un proceso de inserción y un plan de desarrollo profesional. La experiencia es la madre de toda ciencia.
- Tercer problema, cuarto problema, quinto problema... ¿por qué ante tanto problema actual para la inserción profesional no se aportan soluciones desde donde más se investiga? En definitiva parece ser que las universidades no están preparadas para ser socialmente responsables, pues pertenecen a una mini-sociedad protegida en su núcleo duro ante el desempleo, por lo cual no está mimetizada con la sociedad y no ejerce el liderazgo adecuado.
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