Por F. Xavier Agulló. La lógica economicista en el sector farmacéutico dictaría que cuanto más prolongada en el tiempo sea una determinada línea de investigación, que permita ir sacando al mercado pequeños avances parciales, más rentable para el laboratorio resultaría.
Por lo mismo, las líneas 'sencillas' serían rechazadas pues no reportarían beneficios. Es por ello que siempre el sector farmacéutico ha estado bajo lupa.
¿Se imagina que el cáncer, la lacra de nuestra civilización, fuera un simple hongo que pudiera tratarse con bicarbonato? (es decir, con una simple desinfección cuando el tumor es accesible). Los miles de millones de dólares, euros, yenes y canicas habrían sido en balde. El bicarbonato no puede patentarse.
Pues bien, esa es la tesis que mantiene el doctor Tullio Simoncini, conocido oncólogo italiano autor del libro "Cancer is a fungus a revolution in Tumor Therapy" (Edizioni Lampis). Las más de 15.000 referencias en Google le otorgan una cierta legitimidad, aunque por cierto poco más de 200 en castellano. Mañana 28 de febrero imparte un seminario en Barcelona, motivo por el cual ha circulado un e-mail invitando a terapeutas a asistir para conocer esta sencilla técnica, e-mail que he recibido y le presté la atención que siempre merece algo alternativo y aparentemente bien sostenido.
Ciertamente, a mi me gusta pensar que el sector farmacéutico es ético, acaso porqué lo deseo... pero no por ello dejo de escuchar voces críticas a su comportamiento. Le dejo con un texto extraído de este e-mail recibido, donde explica con cierto detalle lo que el doctor italiano propone, aunque me quedo con un par de frases a modo de resumen para quien no quiera seguir leyendo: "Falta una teoría coherente que posibilite un tratamiento coherente. ¿Ha dado en el clavo Simoncini o será otra pieza del puzzle que quedará ahí, desconectada del conjunto? Los casos de curaciones espectaculares que presenta… ¿son anecdóticos?" (...) "Siempre me ha parecido absurdo la actitud de mis colegas al aplicar el ESCEPTICISMO SISTEMÁTICO, diciendo una de estas dos frases tan poco inteligentes: 'si fuera verdad se sabría' o 'no está probado científicamente'. No se sabe ni se prueba porque el sistema sanitario lo impide. Así de simple."
Texto extraído de un e-mail firmado como Montse Palacín.
"El Dr. Tullio Simoncini es un oncólogo italiano autor del libro Cancer is a fungus a revolution in Tumor Therapy (Edizioni Lampis) donde sostiene que la causa del cáncer es debida a una grave proliferación de cándidas en un tejido debilitado. La masa tumoral estaría pues constituida por las cándidas y el tejido afectado, dando lugar a los diferentes tipos histológicos según se trate de tejido conjuntivo o cualquier tipo de parénquima. Cuanto más indiferenciado es el tejido tumoral, más indica la agresividad del proceso, como un ejército que al principio cuenta con soldados bien entrenados (células diferenciadas), pero que al final debe incorporar cualquier soldado para hacer frente a la agresión (células indiferenciadas).
Para comprobar sus afirmaciones pregunté a un anatomopatólogo si suelen encontrar cándidas en las preparaciones de tumores y me dijo que si son muy abundantes se ven, pero que para estudiarlas sistemáticamente habría que hacer tinciones especiales. Y como no se buscan... no se encuentran.
Simoncini opina, además, que la genética tiene poco que ver con la aparición del cáncer y que es un verdadero callejón sin salida por donde se gastan los millones dedicados a la investigación de forma totalmente estéril y que impide buscar en otras direcciones.
El tratamiento propuesto por el Dr. Simoncini consiste en la destrucción del tumor, que según él es muy rápida, mediante la perfusión de bicarbonato de sodio, que es lo que clásicamente se utiliza en las infecciones bucales de muguet. En su libro y en Internet podéis encontrar casos de curaciones tras pocas sesiones de este tratamiento tan sencillo y barato, aunque la dificultad, en algunos casos, es poder hacer llegar la suficiente concentración al tumor, bien sea por su extensión o por hallarse en zonas poco accesibles. Si está localizado en la luz de algún órgano, como el cáncer de estómago o de intestino, se puede acceder a él por endoscopia. Si es bucal, con enjuagues, si es interno mediante punción arterial selectiva. Por ejemplo, en los tumores cerebrales se inyecta bicarbonato por la carótida y por la a. vertebral. En tumores mamarios, si son pequeños, se puede acceder por vía cutánea o, si es mayor, por la arteria mamaria. En los cánceres de piel no es suficiente el bicarbonato y deben hacerse pinceladas con tintura de yodo e infiltrar el bicarbonato por debajo del tumor.
No he pretendido resumir en tan poco espacio el contenido de un libro tan interesante, sino transmitir un mínimo de información para motivaros a conocer con mayor detalle los trabajos de más de 15 años el Dr. Simoncini en un abordaje terapéutico diferente, pues considera que la quimioterapia y la radioterapia, salvo en casos muy concretos, no hace más que debilitar al enfermo y facilitar el crecimiento y la expansión de las cándidas. En cuanto a la cirugía, puede ser de ayuda en tumores muy grandes, que produzcan compresiones u obstrucciones, pero si el tumor es fácilmente accesible al bicarbonato, puede evitarse incluso la tumorectomía o la amputación de órganos.
Simoncini no es el único que considera el cáncer como un problema infeccioso. Entre otros autores cita a Wilhelm Reich, uno de cuyos intereses fue comprender el cáncer (léase su libro "La biopatía del cáncer") y descubrió en los tejidos neoplásicos lo que él llamaba "bacilos T", que al inocular a animales de experimentación, les ocasionaba cáncer. Sabemos que sus trabajos fueron destruidos por la FDA y murió en prisión en 1957. Rife, otro investigador e inventor de un potente microscopio ópticos, consideraba el cáncer como un problema infeccioso. Y construyó un aparato que emitía una corriente específica para matar a diferentes microbios y parásitos. Algo así como el zaper que aconseja la Dra. Clark, pero más potente. También sus trabajos fueron destruidos por la misma agencia (la misma que aceptó el AZT, ese veneno prescrito para el sida). Chacón, doctor en farmacia y microbiólogo eminente, también sostenía la teoría infecciosa por partículas que él llamaba pribios, pero el sistema médico español despreció sus investigaciones y rehusó hacer los estudios pertinentes. Y así hasta la náusea... Simoncini ya está siendo difamado por algunos medios "científicos" de su país, lo cual para mí es casi una garantía de que hay que escucharlo.
Siempre me ha parecido absurdo la actitud de mis colegas al aplicar el ESCEPTICISMO SISTEMÁTICO, diciendo una de estas dos frases tan poco inteligentes: "si fuera verdad se sabría" o "no está probado científicamente". No se sabe ni se prueba porque el sistema sanitario lo impide. Así de simple.
Y el tema del cáncer no está resuelto. El porcentaje de mortalidad es muy elevado, tanto los que siguen los protocolos oficiales como los alternativos, aunque en ambos campos hayan curaciones. Lo ideal sería que los terapeutas "alternativos" nos pusiéramos a estudiar todas las propuestas existentes intentando comprender las coincidencias y las contradicciones de todas ellas para poder sacar alguna conclusión coherente que resulte útil a los enfermos. Este trabajo está pendiente, mientras las propuestas alternativas abundan por doquier y todas deben tener una parte de verdad. En fin, que entre todos tenemos que hacer un esfuerzo de apertura intelectual para ir ensamblando ese rompecabezas. El cáncer es urgente, está en aumento y cualquier día puede llamar a nuestra puerta. Y entonces comprenderemos el calvario por el que tiene que pasar un paciente que no sabe en qué propuesta terapéutica agarrarse: ¿Protocolo oficial?,¿Ucranin, Biobac, enzimas pancreáticas, dieta, vitamina C intravenosa, Papimi, Dra. Clark, Gerson, Kousmine, limpiezas de hígado, ayuno, macrobiótica...? Falta una teoría coherente que posibilite un tratamiento coherente. ¿Ha dado en el clavo Simoncini o será otra pieza del puzzle que quedará ahí, desconectada del conjunto? Los casos de curaciones espectaculares que presenta… ¿son anecdóticos?
Así pues, motivada por la lectura de su libro, le propuse impartir un seminario en Barcelona y, si fuera posible, empezar a formar médicos para que aprendan su técnica de administración intravenosa e intraarterial selectiva de bicarbonato."
"El cáncer es un hongo" y la ética del sector farmacéutico
Enviado por
F. Xavier Agulló
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viernes, 27 de febrero de 2009
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