Por Juanjo Martí. Resulta interesante leer la edición de este domingo 7 de marzo de El País. Por una parte en noticias internacionales leemos que la actual representante europea para la diplomacia tiene muy baja aceptación, mientras en el suplemento Negocias podemos leer como las grandes corporaciones están desarrollando unida a su área de reputación o rsc, una diplomacia corporativa. Parece resultar evidente que al estado le está supliendo su función una serie de repúblicas de comerciantes como fueron en su tiempo las ciudades de génova, venecia, florencia (a la italiana) o el caso de Barcelona (a la hispana). Hay que leerlo como la evidencia constante de un cambio de modelo en la gestión de la sociedad, aunque también cabe reflexionar si la democracia donde participa muy poca gente en las elecciones, es un circo a liquidar en pro de una sociedad más implicada y fortalecer unas instituciones de formación que no sean unas productoras de profesionales si no centros de generación de pensamiento (no tanto conocimiento, conocer no implica reflexionar y pensar sobre lo reflexionado).
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