Por F. Xavier Agulló. Es cierto que la clase política da pena. Es cierto que a menudo la práctica no tiene que ver con lo prometido en campaña. Es cierto que nos engañan. Pero nada de ello justifica que en el ejercicio de algo tan preciado, un bien común por el que tanto hemos luchado, la gente prefiera el sofá a salir en 5 minutos e ir a votar. Ante la irresponsabilidad ciudadana, la pregunta es: ¿derecho a voto u obligación de voto?
Y es que en las Elecciones Europeas más de la mitad de la población con derecho a voto se quedó en casa (o en la playa).
Y es que es muy fácil quejarse de todo, por todo, es gratis. Pero quien no tiene la capacidad de dedicar 5 minutos cada equis años a votar, difícilmente va a hacer otras cosas para la Humanidad. Y es probable que sea la gente que más se queja la que menos derecho tiene a ello. En España había más de 50 opciones distintas de voto, ¡será por alternativas! Es cierto que el voto en blanco o la atomización del voto favorece a los grandes partidos políticos, pero también es cierto que los parlamentos serían más reflejo fiel de la sociedad. ¿Pero alguien se cree de verdad que España es roja o azul? ¿Blanco o negro? ¿No hay grises, medios tonos ni matices?
En países como Grecia o Perú, el voto es obligatorio (aunque a pesar de ello la abstención fue del 45% en Grecia, increíble). No votar debería tener consecuencias. Desde una óptica de sociedad responsable, de territorio socialmente responsable, no es legítimo que haya un grupo de interés tan clave como la ciudadanía que se 'abstenga' de hacer algo cuando realmente puede.
Mucha gente se llena la boca a gritos contra la irresponsabilidad de empresas, sector público, ONG o medios de comunicación... la misma gente que actúa en el mismo sentido cuando deja de ejercer su 'obligación moral y social' al voto. Y esa misma gente querrá cobrar los subsidios públicos, llevar las criaturas a la escuela casi gratis, ir a la universidad, tener sanidad universal,... ¿qué pasa? ¿sólo los beneficios?
La abstención siempre me recuerda a los 'testigos de Jehová', que conozco bien y tengo en cariño, pero aunque su único país sea, como afirman para no tener que votar, el 'Reino del Señor', los subsidios, pensiones, educación, sanidad, etc., no lo reciben de ese Reino, sino de algo mucho más terrenal (y no me consta que, por coherencia, pidan no recibir dichos beneficios...).
Si pedimos responsabilidad social a empresas y al resto de agentes sociales, debemos pedirla, exigirla, a la ciudadanía. No tiene excusa alguna.
"Todos prometen, Nadie cumple... ¡VOTE POR NADIE!". Esta simle frase que vi escrita en una pared, me vino a la mente cuando leí este posteo.
ResponderEliminarLa verdad es que la libertad de elegir de los seres humanos se debería respetar siempre y por encima de las imposiciones que nos pretenden hacer creer que son las "necesarias" para poder quejarse. Y esa libertad implica el derecho de las personas a ejercerla, aunque esto implique abstenerse de votar.
Castigar para lograr los objetivos que respaldan "mi verdad", me parece que se aleja bastante de lo deseable en el camino de la generación de responsabilidad en lo individual y colectivo.
Hay que ver qué es lo que han hecho con la democracia sus representantes, y luego pensar si validar a uno de estos individuos con mi voto es realmente responsable. Sobre todo cuando vemos que la oferta que permiten nuestras democracias, están sesgadas por el acceso a la dinámica de la lógica electorera.
Aplaudo su actitud propositiva, "y daría la vida por su derechos a expresar sus ideas", pero permítame diferir con ellas.
Podría ser una vía, pero no creo que resolviera mucho si consideramos que más que el desinterés que ha habido es desafección, es decir que no ha sido tanto un relajamiento como una voluntad de castigar el status quo.
ResponderEliminarPrefiero, pues, lanzar mi crítica de manera muy directa a la clase política por la falta de capacidad de dar respuesta a las demandas e inquietudes de la sociedad en general y de su propio electorado en concreto.
No podemos desentendre'ns, de todos modos, de las lógicas dificultades inherentes a la acción política. Es por ello que, siguiendo con nuestra línea argumental habitual, no queremos focalizar la crítica central en la incapacidad de satisfacer los objetivos sino en las formas: los aspectos éticos y de responsabilidad social de la clase política y del sector público en general.
Dicho de otro modo, se podría ser más comprensivo hacia las incapacidades o los límites de la acción política si se perciben que las cosas se hacen bien desde el punto de vista de la autenticidad, la coherencia, los valores del compromiso y la cultura del esfuerzo, la transparencia, la voluntad de diálogo, la construcción de capital social y capital institucional, la voluntad permanente de representar los intereses de la sociedad.
Josep Maria Canyelles (comentario extraído del posteo "¿Abstención històrica? ¡Desapego histórico!" en http://translate.google.com/translate?client=tmpg&hl=ca&u=http://responsabilitatglobal.blogspot.com/&langpair=ca|es
Cuando yo mismo pienso en el tema lo primero que viene a la cabeza es: "bueno, cada quien es libre de elegir", y eso de la libertad individual, etc, etc. Pero entonces intento hacer un ejercicio de coherencia y extrapolación: cuando Telefónica (y el resto del sector) se negaba a facturar por segundos por responsabilidad social, tuvo que salir una ley para obligarla por Ley. Cuando Telefónica se negaba a la portabilidad numérica ante cambio de compañía por RSC, tuvo que salir una ley. Cuando Telefónica te mareaba para darte de baja de sus servicios, tuvo que salir una Ley.
ResponderEliminarAnte la falta de RSC, siempre han aparecido Leyes para los agentes sociales, ya sean empresariales, públicos, ONG o medios de comunicación. Por coherencia me pregunto: ¿por qué ante la falta de responsabilidad individual de la ciudadanía no debería suceder lo mismo?
Tengo mis dudas de que sólo ataña a la RSC del sector público y la clase política: hay en todo esto de la abstención un pasotismo y falta de implicación comunitaria bastante marcadas.
La pregunta pues que me ronda, por coherencia es esa, porqué obligamos a Telefónica, y no obligamos a la ciudadanía.
No habrá RSC de los agentes sociales si la propia ciudadanía no es responsable, y está claro que no lo es (cierto que no sólo lo digo por su abstención, también por la ausencia de consumo responsable, por ejemplo).
Hay límites y paciencia, cuando se sobrepasa, es hora de legislar.
Me parece peligrosísimo que se use una palabra como 'obligar' en temas relacionados con la responsabilidad. Lo que es 'claro' para algunos, no tiene por qué serlo para otros.
ResponderEliminarPienso que muchas cosas dependen del contexto y el espacio en que se den. En este caso, por ejemplo, así como citas ejemplos que se aplican exclusivamente en España, pues no aplica en América Latina: En nuestros países muchas leyes se hacen desde la irresponsabilidad y la desidia.
Un ejemplo simple y sencillo: A 19 años del término de la dictadura de Pinochet, en Chile, por poner un ejemplo de un país que parece otra cosa, aún rige la Constitución que heredara este señor. ¿Me explicas de qué responsabilidad me hablas al validar a una clase política que no ha sido capaz de abolir esta aberración?
Pienso que el abstencionismo activo no se puede igualar a la abulia colectiva...
Seguimos hablando...