Por F. Xavier Agulló. A finales de 2007, la cadena de televisión History Channel emitió en Estados Unidos El libro perdido de Nostradamus, un documental en el que desvelaba la existencia de un antiguo manuscrito, descubierto casualmente en Italia, cuyo autor parecía ser el propio Michel de Notredame. Lo más llamativo es que las páginas del antiguo libro contienen una serie de imágenes crípticas, que son examinadas en el reportaje por expertos en el profeta francés y que podrían ser las «visiones del futuro» que tuvo Nostradamus. Posteriormente esta cadena ha emitido otro reportaje mucho más explícito: Nostradamus 2012, donde ya lo vincula con otras profecías como las mayas o las del pueblo indígena Hopi norteamericano.
A diferencia de sus cuartetas, las 7 láminas que quedan de este presunto último libro de Nostradamus describen de una forma mucho más concreta una fecha para el fin de... de algo. La cosa ha hecho que coincidiera con la predicción del calendario maya, el 21 de diciembre de 2012. La cuestión acaso no esté en la 'casualidad' de la coincidencia entre las predicciones mayas y las de Nostradamus, pues de hecho en el solsticio de invierno de 2012 se espera que se produzca una alineación cósmica que se da cada 13.000 años que, en resumen, significa que el sol "eclipsa" el centro de la galaxia. Esta casualidad podría no ser tal si atendemos que para gente experta en astronomía sería un hito equivalente a que alguien de la calle le suene el año 2000 como fecha apocalíptica. Es por ello que no es tan inusual la coincidencia.
La cuestión en cambio estriba más en la observación de los acontecimientos que vivimos en la actualidad. Es decir, todo aquello que nos apuntan dichas profecías lo estamos convirtiendo en realidad con nuestro devenir diario.
El calentamiento global, el colapso económico, el terrorismo global, la confrontación de civilizaciones, los desastres naturales de gran escala (después de terremotos, huracanes y tsunamis de escala jamás vista, ya sólo queda la eclosión de los supervolcanes latentes como los de Yellowstone o Indonesia, que tiempo al tiempo), etc., todo hace indicar que vivimos una época especialmente crítica.
Y ello se da en una era donde precisamente nadie puede decir aquello de "no va conmigo" o "qué puedo hacer yo". Las nuevas tecnologías comunican todos los rincones del planeta, cualquiera puede ser activista individual en la red 2.0. Además, la eclosión de la Responsabilidad Social Corporativa, nos invita a asumir el consumo socialmente responsable como parte del activismo individual.
Ya no podemos objetar lo anteriormente apuntado. Nos estamos acercando a un abismo del que no saldremos a menos que hagamos algo. En la última de las láminas de Nostradamus, la que vemos en la ilustracion de este posteo, aparece alguien sujentando el 'libro de la vida' en blanco, como indicando que ya todo termina en 2012. Pero también lo sujeta en una posición que nos invita a empezar a escribirlo de nuevo, a pensar que tenemos una segunda oportunidad.
Así pues, se acerca el 2012 ya, ¿hacemos algo cada quien o qué?
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POSTEO RELACIONADO: Nostradamus, el calendario Maya y Benedicto XVI
CATEGORÍA RELACIONADA: Responsabilidad Individual
El mundo seguramente llegará a su fin, hagamos más o hagamos menos por ello o sean las estrellas quienes determinen nuestro destino.
ResponderEliminarLo que creo debería ser un examen de conciencia individual es si realmente queremos vivir viendo anuncios de guerras, pobreza y contaminación. Ver figuras esqueléticas mientras gente que juega a deportes ingresa tal cantidad de ceros en sus cuentas corrientes que alimentarían a regiones enteras.
A mi si el mundo se acaba me da igual, de cobardes sería el no querer estar presente cuando eso ocurra, lo que si me parece nefasto es no posicionarse