Por F. Xavier Agulló. Viendo el remake del clásico de ciencia ficción "The Day the Earth Stood Still" ("Ultimátum a la Tierra" en España y "El día que la Tierra se detuvo" en Hispanoamérica) nos damos cuenta de lo consistentes que son los temores humanos y lo persistentes que son sus errores.
Sin entrar en valorar el film en si mismo, para lo cual hay otro tipo de foros, me interesaba especialmente observar la visión que en los 50's se tenía de la acción de la raza humana. La conclusión es un clásico de muchos otros filmes y libros: la raza humana es un cáncer o una plaga para el planeta como lo son las ratas. Poco que objetar.
Lo increible es ver como medio siglo después toma aún mayor relevancia esta visión apocalíptica, pues al carácter autodestructivo de la Humanidad (guerra fría y armas nucleares) se le suma la destrucción del planeta acelerando el cambio climático, hecho al cuál lógicamente no hace referencia el film original pero que se puede fácilmente leer entre líneas en el remake.
Cuando Klaatu, el alienígena que debe decidir si limpiar la Tierra de esta lacra, asegura que la decisión está tomada pues la clase dirigente no le ha escuchado, la Dra. Helen Benson le asevera lo que creo que es una gran frase: "Ellos no nos representan", refiriéndo a dicha clase dirigente. Entonces le presenta a un premio Nobel, que convence a Klaatu que es precisamente en situaciones límite cuando toda civilización se afana hacia el cambio.
Me pregunto si después de este tiempo no hubiéramos tenido que dar también el derecho a Klaatu para razonar sobre el sentido de su decisión medio siglo atrás. A buen seguro nos hubiera ya liquidado sin más.
Dice un amigo, doctor en pedagogía quien me ha orientado en mi doctorado que tras una primera fase como representante empresarial decidió creer en la persona humana como agente social de cambio y bienestar.
ResponderEliminarActualmente cree que el hombre es intrascendente y que lo importante es ser parte del todo que es la tierra / el universo.
Creo que tiene razón, y eso que no tengo su larga y extensa trayectoria intelectual y vital. Damos importancia a las decisiones que tomamos y olvidamos las que no tomamos repitiendo errores. Al final no importa; lo hagamos bien o mal, somos parte de un todo que el día que se acabe nos vamos "al carajo"
Tratemos de no autodestruirnos, más que nada por lo bonito que resulta ver gente feliz y compartir esas alegrías que nos da la vida (o el elixir de la uva)