Por Cristina Almirall. En estos tiempos no declaradamente abiertos de crisis o demasiado abiertamente declarados de crisis en los que queda evidenciado el gran protagonismo de las entidades financieras y bancos, es cuando más debería reflexionarse sobre qué hacen con nuestro dinero. Y decidir en consonancia.
A pesar de lo que pudiera pensarse hay bancos como el Triodos Bank, una entidad sólida que fue fundada en los años 80 en Holanda que trata de conciliar lo social, lo ético y lo financiero. Y además lo consigue. De hecho y a pesar de los tiempos que corren no ha dejado de crecer. En lo que va de semestre del año 2008 ha obtenido un beneficio de 3.7 millones de euros. Recientemente se ha sabido que 150.000 personas confían en algunos de los 6.400 proyectos en cartera de la entidad. Que cuenta con 400 de plantilla en todo el mundo.
Es cierto que el interés de los depósitos que ofrecen es menor que el que ofrecen otros bancos, pero en el caso el Triodos Bank, además de ser transparente y de dar cuenta de sus inversiones a su clientela, se dedica a financiar e invertir en iniciativas de empresas e instituciones sostenibles que promueven el desarrollo social a la vez que económico y el respeto por el medio ambiente.
El argumento en contra de no invertir en ellos por su baja rentabilidad es que si supiéramos que nuestro dinero puede servir para traficar con droga, comprar armas, contaminar, explotar a los niños y niñas, someter a trabajos forzosos a las personas, y en general vulnerar los derechos humanos creo que apostaríamos por otros modelos de inversión que garantizasen que esto no ocurriera jamás. Es más, seguro que lo exigiríamos.
Si supiéramos que podemos ahorrar apoyando empresas y proyectos e iniciativas sociales, medioambientales y de energías renovables, agrícolas, de cooperación, de educación, de salud, culturales...a la vez que ganamos dinero, no me cabe duda que la mayoría invertiríamos en finanzas éticas.
Parecería así que las fórmulas para erradicar la pobreza no están lejanas y que hacer del nuestro un mundo más justo depende siempre de la voluntad, la cooperación internacional, el diálogo, el respeto por los derechos humanos, el desarrollo del comercio justo, del consumo responsable y respetuoso con el medio, las inversiones socialmente responsables, los microcréditos, el voluntariado y la RSC.
Ahora que somos conscientes que nuestra manera de vivir genera modelos sociales, políticos y económicos, injustos o no, y que lo que hagamos tiene un impacto en el entorno, positivo o no, debemos conocer que entre el abanico de posibilidades de los bancos existen productos financieros que responden a nuestros valores éticos, sociales y medioambientales y debemos de apostar por ellos.
Ya lo sabéis:
Microcrédito. Préstamo de pequeño importe para combatir la exclusión y crear lugares de trabajo para personas que no pueden acceder a la banca tradicional y para desarrollar un proyecto de autoempleo. La Acció Solidària contra l’Atur, por ejemplo, es una asociación creada en 1.981 que se encarga de dar microcréditos para dar apoyo a las personas en situación de desempleo que quieren desarrollar proyectos empresariales viables.
Banca ética. Algunos ejemplos son:
Triodos Bank. Primera banca ética implantada en España. Dispone de 60 sucursales en más de 30 países. El ecodepósito, la visa ecològica, la cuenta justa de ahorro son algunos de sus productos. Al abrirse una cuenta el banco planta un árbol en el bosque que posee en Albacete para reducir las emisiones de CO2.
Proyecto Fiare. Es una plataforma que agrupa 52 organizaciones de Euskadi. Que ofrece financiación para actividades económicas con un impacto social.
Coop57. Ofrece servicios financieros para empresas de economía solidaria. Sus recursos se destinan a proyectos que promueven el empleo, el cooperativismo, el asociacionismo y la sostenibilidad.
Oikocredit. Cooperativa mundial que financia proyectos en las zonas más pobres del mundo. Se encarga de otorgar préstamos a proyectos productivos que generen lugares de trabajo y ingresos estables a las personas en riesgo de exclusión, que promuevan el autoempleo y garanticen el respeto por el medio ambiente. Se encarga de captar, tramitar los intereses y retornarlos a sus socios y socias.
Fondo Social Sant Cugat – Valldoreix. Se creó en el 98 para dar ayuda a las personas inmigrantes que no disponen de recursos suficientes para estabilizarse y promocionarse procesionalmente. Los donativos al fondo tienen una deducción del 20 % en la declaración de la renta. La ayuda consiste en un préstamo sin interés que la persona que lo recibe se compromete a devolver en función de sus posibilidades en el tiempo pactado.
Más allá de las "hipotecas empaquetadas"
Enviado por
F. Xavier Agulló
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martes, 23 de septiembre de 2008
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1 Comentarios:
Me alegra poder ver que existe la "luz" más alla de las hipotecas y que algunas entidades financieras entienden que poner en marcha medidas de caracter social no les perjudica, más bien todo lo contrario, en definitiva hablamos de RSC estretégica, imbricada dentro de la estrategia.
En Caja Navarra la estrategia desarrollada por la entidad permite que todos sus clientes tengan y por supuesto ejerzan 5 derechos: Derecho a legir proyecto social (entre más de 3.000 agrupados en 8 líneas), derecho a saber cuanto gana la caja con cada cliente y que cantidad de esta destina a la Obra Social y más concretamente al proyecto elegido, derecho a que las entidades sociales que presentan proyectos le rindan cuentas, tanto económicas como sociales, derecho a participar activamente en los proyectos sociales (voluntariado) y derecho a decidir qué financian sus ahorros.
Me alegra mucho la verdad.
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