Por Rosa Alonso.
Érase una vez en un lugar no muy lejano, convivían alegremente tres cerditos, Caperucita y el lobo, el gato con botas, cenicienta y Blancanieves, los siete enanitos, Hansel y Gretel y Shrek.
Era un lugar hermoso lleno de buenos sentimientos, alegrías y buenas intenciones. Era un lugar lleno de valores y ética. Era un lugar donde el mundo no existía. Allí se hablaba de filosofía, humanidad, filantropía, sostenibilidad, economía, relaciones o igualdad. Y en ese lugar pasaban los años. Primero un año donde todo era entusiasmo, luego otro donde todo era entusiasmo, luego otro donde todo era entusiasmo…
“Prrrrrrrrrrrrrp!! Que se me ralla el disco!!” – Dijo Shrek
Y es que Shrek se había enfadado. Sabía perfectamente que no iba a pasar nada dentro de diez o quince años, porque todos seguirían hablando y hablando y hablando… Y él, que era el único que había visto el mundo real, quería que sus vecinos dejaran de hablar e invirtieran sus energías en actuar.
“Pero cómo se te ralla el disco??, pisha” – Dijo el Gato con Botas
“A ver si vas a tener que soplar” – Dijeron al unísono los Tres Cerditos, recordando episodios de su vida
“Quizá mejor que cambies la aguja… o que te la comas” – Hansel y Gretel también pronunciaron
“Nosotros te podemos pasar un paño por el disco” – Amablemente los Enanitos
“Sabes qué… mejor que no hagas nada. Cambia el disco y asunto arreglado!” – El Lobo Sentenció
Y después del Lobo, todos aplaudieron. El problema se había acabado. Habían invertido horas de conversación y con mirar hacia otro lado, el problema se había solucionado!!
Pero Shrek se enfureció. ¿Cómo iba él a permitir que hubieran pasado toda la noche hablando del problema sin una actitud responsable que les llevase a solucionarlo?
En ese momento Cenicienta y Blancanieves, que eran muy pero que muy listas se dieron cuenta de que Shrek estaba malhumorado. Ellas sabían por qué! Ellas sabían que Shrek siempre pedía menos hablar y más actuar. Ellas pensaban igual que Shrek. Pero, claro, convivir con quienes no piensan como tu provoca silencio. Un silencio que se queda dentro, te paraliza y te impide actuar.
Un silencio que Shrek intentaba solucionar con su disco…
Y Colorín colorado, este cuento…. ¿Se ha acabado?
Moraleja: El disco de Shrek no era “Imagine”… era el “Sarandonga”
El cuento de la RSC
Enviado por
ROSA ALONSO I MARTÍNEZ
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domingo, 14 de septiembre de 2008
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