Cuando el río suena… piedras trae

Por Isabel Lorenz. Cada vez más artículos tratan el tema de la RSC debatiendo su efectividad.

Encuentro interesante el enfoque de una noticia aparecida en la plataforma de colaboración para compartir conocimientos del Development Gateway titulada “Hacer efectiva la responsabilidad social corporativa” . En ese trabajo se parte de reconocer que si bien la RSC se ha convertido en una señal de respetabilidad, las iniciativas voluntarias para promover prácticas socialmente responsables por parte de los negocios nunca deben reemplazar la legislación protectora.

La tendencia voluntaria de la RSC en la economía globalizada ha generado muchas críticas que la describen como con propósitos puramente de relaciones públicas y para disuadir a las autoridades gubernamentales de implementar regulaciones efectivas.

El artículo cita la investigación de Guy Standing (1) donde se estudian distintas iniciativas de auto regulación de las empresas, así como de las campañas que se oponen a ellas, para valorar su efecto en las prácticas laborales y en el empleo. Las evidencias sugieren que, si bien las acciones voluntarias no pueden jamás sustituir la legislación protectora, hay áreas donde son más efectivas que otras. De acuerdo a este autor, las iniciativas voluntarias han obtenido mejores resultados en tópicos como los siguientes:

- establecer altas aspiraciones que no pueden las leyes e instituciones que tratan de asegurar el compromiso con mínimos estándares.
- hacer más fácil la obtención de consenso en principios y prácticas aceptables.
- son mejores disuadiendo a firmas y agencias públicas para que hagan determinadas cosas que estimulando buenas prácticas innovadoras
- promueve el engaño porque todo depende de la persuasión moral y el atractivo de pertenecer a un club de personas loables.
- permite a empresas “free rider” bajar sus costos al no adherirse a códigos de conducta y por tanto sacar de la competencia a aquellas que si se acogen a estos.
- Corrientemente no le da al personal la oportunidad de negociar colectivamente para presionar a malas organizaciones empleadoras.

La RSC esta tan arraigada como un eslogan que su futuro inmediato parece estar asegurado. Sin embargo, el poder de hacer el bien no debe ampliar el poder de las empresas hasta el punto de convertirlas en el principal instrumento de muchos aspectos de la política social. Con el fin de hacer más eficaz la RSC, se deben tener en cuenta los hallazgos del estudio, como los siguientes:

- No esperar que las empresas asuman la responsabilidad de la política social gubernamental -el Estado debería establecer las reglas y regular equitativa y eficientemente los intereses de todos los grupos.
- Prevenir y penalizar a “free riders”, seguirá siendo uno de los mayores retos.
- Los gobiernos podrían promover la responsabilidad social mediante incentivos financieros.
- Un esquema de premios nacionales podría recompensar a las empresas que demuestran prácticas laborales y ambientales ejemplares y realzar como prospecto de compañía aquella que ganara la oferta gubernamental.
- Los servicios de inspección del trabajo deberían ser reestructurados y rebautizados. Podrían ser financiados por las empresas multinacionales y podrían tener responsabilidad no sólo para disuadir actos ilícitos, sino también para alentar las “mejores prácticas”.

La recurrencia de artículos como estos parecen anunciar que se está en la fase en la cual la RSC pasa a ser un concepto / categoría reconocida por en la teoría económica o un objeto a merced de las fuerzas del mercado.

(1) ‘Decent Workplaces, Self-Regulation and CSR: From Puff to Stuff?’, DESA Working Paper 62, DESA: New York, by Guy Standing, 2007 (PDF)
(2) En economía, negociación colectiva, psicología y ciencias políticas, "free riders" son los que consumen más de su cuota justa de un recurso, hombro o menos de una parte equitativa de los costes de su producción. El problema con el jinete libre es cómo prevenir que lo ilícito se lleve a cabo, o al menos limitar sus efectos negativos. http://en.wikipedia.org