Por F. Xavier Agulló. Qué quieren que les diga, soy hijo de tendero, profesión milenaria. De pequeño nunca tuve a mi padre los sábados en casa, para mi era algo 'normal'. Cuando crecí vi que no era tan normal, y que otros sectores (o sea, otros padres y madres) no trabajaban en sábado. Incluso a mi mismo me costó adaptarme al viernes tarde fiesta cuando entré a trabajar en una empresa hace unos años. Pero en algunos sectores y en Europa, se había convertido en normal estos últimos años.
A pesar de todo ello, el sector del pequeño comercio sigue bajo la presión de abrir más días: en los últimos años son más los domingos que el comercio abre en España. De hecho incluso he llegado a ver publicidad 'turística' de Madrid invitando a visitar la ciudad cuyos comercios nunca cierran (la legislación de horarios laborales del comercio depende de cada comunidad autónoma). Está clara la dicotomía: o alargar los horarios de apertura de comercios para facilitar la conciliación de quienes trabajan todo el día, o limitarlos para facilitar la conciliación de quienes trabajan en el comercio y quieren vivir en familia. Personalmente creo que ya hay suficientes días y horas en las cuales poder acudir a comprar, no es necesario el 24x7. Quiero que otras criaturas puedan ver a su padre o madre el sábado en casa. Pero las grandes superficies presionan, y han logrado su cometido en Madrid, en EEUU, en Francia y, seguramente, en la mayoría de Latinoamérica. Gracias a Dios en mi Cataluña natal todavía hay limitaciones (porqué el sector del comercio es un grupo de presión con una cierta fuerza, y está organizado y es escuchado).
Ahora la UE estudia imponer la jornada laboral semanal de 60 horas (o 65 si hay turnos especiales), pocos años después de que en Francia implantaran (sin éxito, es cierto) la de 35 horas, casi la mitad. A lo largo del s. XX se había conseguido un cierto nivel de mejoría en la calidad de vida de las personas. Parece que el s. XXI no es el siglo de las personas, sino del dinero, bajo el disfraz de la productividad. De hecho, en España la jornada laboral 'real' se acerca a estas 60 horas, y en cambio somos el país europeo con menor productividad laboral. Parecía que nos estábamos alejando a fines del s. XX de los manhattanianos años 80, la década del yuppismo. Pero entonces se hacía por voluntad propia, ahora incluso por ley.
Y a pesar de todo ello, en esos años 80 y principios de los 90 todavía era posible recibir un sueldo digno por el trabajo: recuerdo como en mi primer trabajo de oficina cobraba 900 €. En la misma entidad financiera, 18 años después se cobra lo mismo o poco más.
No puedo más que alegrarme por iniciativas como las del colectivo periodista (Periodistas piden que las convocatorias de prensa sean "siempre" antes de las 18 horas), su rol como eje transmisor es importante. Pero no sé porqué me parece que es flor efímera.
Estamos en regresión, en regresión en plena era de la RSC.
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