Por F. Xavier Agulló. En los cursos y ponencias acostumbro a usar como apoyo una presentación. Una vez en Honduras, dando un curso se me 'coló', mientras la estaba comentando, una transparencia en catalán. Me di cuenta porqué de repente el alumnado empezó a cuchichear: estaban jugando a adivinar qué quería decir cada palabra. Ante mi pregunta me advirtieron que la transparencia estaba en catalán. Pero estaban jugando con las palabras.
Eso mismo me pasó un tiempo después, seguramente con el mismo material, no lo recuerdo, en una parte del centro de España, de cuyo nombre no quiero acordarme. Pero la reacción no fue la misma. Al público le 'violentó' que estuviera en catalán, e incluso alguien osó afirmar que había intentado 'obligarles a leer en catalán' (?), y casi tuve que cerrar ahí la charla (por suerte la cordura se impuso al final). En fin, lo que me pregunté es a qué estaban jugando, en este caso.
¿Qué diferencia hay entre los dos casos y cuál es el motivo de la distinta reacción? Política, puramente política. Más cuando alguna que otra transparencia estaba en inglés. Vivo en un país, Cataluña, donde como en la mayoría de Latinoamérica hubo un momento donde el español penetró (según el rey de España en 2000, nunca por imposición de las armas), simplemente que acá, como en Paraguay por ejemplo, la lengua propia no ha desaparecido, todavía.
A finales de 2007, un grupo enviado por la Comisión Europea resolvió como "ejemplar la inmersión lingüística en la escuela" en Cataluña, y sugirió su implantación en el resto de comunidades bilingües del Estado español.
Ahora parte de la clase intelectualoide rancia de España promueve un Manifiesto en defensa de la lengua común, aunque pueda parecer mentira, al cual se ha adherido incluso una televisión. Y parte de la clase política española quiere "partirse la cara por el castellano", porque creen que saben más que la Comisión Europea en eso de valorar sistemas escolares.
Como el caso que les comentaba de la diferente reacción en Honduras y en una localidad española sobre la transparencia en catalán, dicho manifiesto no puede tener otra explicación que política, de nacionalismo excluyente español, pues obviamente no hay motivo alguno para su impulso.
Es el problema de no saber de qué se habla, o de dejarse llevar por la política en cuestiones como la cultura. Como asevera Juanjo en su posteo A por ellos!, "siento que las culturas avanzan porque se complementan y se redefinen". Mal andamos cuando se vierten mentiras en pro de una supuesta 'discriminación'. Mal andamos cuando no sabemos a 'qué jugamos'... o sí.
Mentiras sobre la "discriminación" del castellano
Enviado por
F. Xavier Agulló
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sábado, 5 de julio de 2008
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