Por F. Xavier Agulló. Ayer terminé la lectura del último libro de Loretta Napoleoni, Economía canalla, muy recomendable para hacer una abstracción de la convulsa realidad que nos engulle en la actualidad y abrir la mente a otros aires y posiciones. Es de esos libros que me gustan porque hacen pensar, y algunas reflexiones las compartiré en los próximos posteos. Todo ello, claro está, sin desvelar el insólito desenlace que hábilmente va hilando a lo largo de su libro.
Una de las reflexiones que no había, personalmente, llegado a formalizar, es la efectiva desaparición progresiva del Estado-nación, nacido después del feudalismo y bajo la conceptualización de lúcidas mentes como Platón, Hobbes o Rousseau, donde el contrato social se basa en que la persona individual cede poderes al estado para que éste los gestione en el bienestar común. Pero también se basa en la existencia de unas fronteras geográficas, que ante la globalización dejan de tener sentido. Más aún, son un impedimento para controlar grupos de la economía canalla que aprovechan los nuevos nichos 'tierra de nadie' (piratería, prostitución, pesca ilegal, tráfico de drogas, esclavitud, trabajo infantil, residuos, etc.).
La progresiva pérdida de poder del Estado-nación va en favor de la persona individual. Un claro ejemplo podemos encontrarlo en China, una especie de 'comunismo con capital', donde a cambio de que no molesten al poder y control político, la ciudadanía puede beneficiarse de un marco sin barreras para la iniciativa empresarial y lucro individual.
El ejemplo de la China, más que ser un caso aislado, puede aparecer como tendencia, y así lo apunta Napoleoni. Nada nuevo en cuanto a contenido, pero poner nombre a la 'cosa' era importante, y Estado-mercado versus Estado-nación me gusta.
Seguiré reflexionando sobre este magnífico libro.
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