Por F. Xavier Agulló. El Banco Mundial ha publicado una interesante guía para luchar contra la corrupción. También Transparency International, sin duda una de las ONG que más y mejor está luchando contra la corrupción, ahí están sus interesantes índices (que, por cierto, dejan a buena parte de Latinoamérica en muy mal lugar: en general la mayoría de países están por debajo del puesto 100). Años atrás ya el Pacto Mundial de las Naciones Unidas incluyó el décimo principio, el de la lucha contra la corrupción, que bajo mesa causó no poco revuelo: las empresas que habían firmado el código, se les suponía de facto que asumían este último... y a ver quien se daba de baja del Global Compact en ese momento (ver posteo anterior sobre el tema)...
Pero si bien a nivel de Latinoamérica se habla abiertamente de la corrupción (en Ecuador por ejemplo se crearon por ley las veedurías ciudadanas, órganos asamblearios que debían controlar el buen uso de los fondos en los gobiernos locales), en Europa, EEUU y otros países que llamamos "desarrollados", la palabra en si misma, no ya el concepto, es un tabú. De hecho, la propia palabra es difícil que aparezca en papeles oficiales, y en las memorias de RSC de las empresas apenas encontraremos explícitamente la palabra 'corrupción'.
Y no me creo los índices tan bajos de corrupción declarada en los "países desarrollados". En España hemos vivido un larguísimo periodo de bonanza económica, básicamente sobre un sólo pilar: favorecer al sector de la construcción con tipos de interés bajos. Esa ha sido, en esencia, la política económica que todos los gobiernos españoles (progresistas y conservadores) han seguido al menos desde 1992. Porqué es la manera más fácil de conseguir crecimiento económico a corto plazo y... ¿sólo por eso? No, claro que no, hay como mínimo otro motivo claro.
Ya conté en este blog (¡¡¡Corrupción en la construcción!!!) como Ramón A. García Salmerón, presidente de Urbagasa, inició su charla en un foro de RSC en el sector de la construcción con la proclama "vengo a hablarles de corrupción"... El silencio de la sala denotó 'tabú', respeto hacia la palabra. Pero mayor aún fue el silencio posterior en la nota de prensa sobre lo que dijo este señor.
No se 'luchará' de facto contra la corrupción hasta que no la saquemos del armario.
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