Por Daniela Toro. Comenzaré este posteo comentando una anécdota personal que en cierta manera me hace recordar otra que comentó Xavier meses atrás La culpa es de quién compra... mal y que como la mía también sucedió en un supermercado. Realizaba la compra semanal junto con mi hija adolescente. Cuando pasamos por la sección de cereales ella escogió un determinado producto y lo echó al carrito. Yo lo cogí y lo puse de vuelta en su lugar. Cuando preguntó atónita por mi comportamiento me disculpé diciendo que era de la marca Nestlé y que yo no compraba productos de esa marca. Bastante enfadada los volvió a coger (mala idea la de llevarle la contraria a una adolescente) y yo volví a responderle:
“Pero que te he dicho que son Nestlé”
“y a mi qué, es la única que lo fabrica”
“Porque en los años 70 condujeron una agresivísima campaña comercial desinformativa en América Latina para que las madres compraran su leche de fórmula argumentando que era buena para sus bebés y les ayudaría a hacer sus vidas más cómodas. Esto llevó a que las madres dejaran de dar el pecho a sus hijos e hijas viéndose luego obligadas a comprar la leche Nestlé que era muy costosa para las capas más empobrecidas de la población. Aquello causó muchos casos de desnutrición y problemas de talla y peso en muchas criaturas e incluso a la muerte de bebes.”
“¿Pero cuándo pasó esto?”, preguntaba mi estupefacta hija.
“En los años 70”
“pero si eso fue hace siglos” (comentario nada bien tomado para una persona nacida en dicha década) “las personas que hicieron eso seguro ya ni están en la compañía, además habrán rectificado”.
Su respuesta me llevó a pensar, ¿tendría ella razón? La alta dirección que tomó estas equivocadas decisiones hace más de 30 años estarían en efecto disfrutando de su jubilación. He sabido que Nestlé ahora ha cambiado totalmente el enfoque hacia la alimentación en la primera infancia y que todos sus productos relacionados explicitan que siempre la mejor opción es la leche materna y que la leche de sustitución tendría que ser utilizada sólo en caso de que la lactancia no pudiese ser posible o debiese ser reforzada.
Puede que tuviese razón… puede que las siguientes generaciones directivas entendiesen el error cometido y quisiesen hacer algo para remediar el daño que sus predecesoras habían cometido. Para estar segura comencé a investigar un poco en internet, después de todo, quizás la equivocada era yo.
Hice varias búsquedas a través de Google, la primera fue visitar la home page de esta compañía y lo primero que llamó mi atención fue ... el contenido de la misma… pues en vez de encontrar promoción de sus productos y servicios (después de todo, es una empresa, no?) me encontré con que la mayoría de los contenidos centrales estaban relacionados con su política de RSC: apoyo a comunidades con problemas de escasez de agua, una sección de preguntas y respuestas sobre alimentación infantil, las condiciones laborales de las critaturas en países del Tercer mundo, es decir, un apartado por cada uno de las temas por los que la compañía ha sido acusada o cuestionada.
No estoy en contra de que las empresas asocien criterios sociales y ambientales en sus productos y servicios, por el contrario, soy una ferviente defensora de la alineación entre estrategias sociales y estrategias de negocios, sin embargo, como mínimo llama la atención una empresa cuya página principal se asemeja mas a la de una ong que a la de una compañía.
Continuando mi búsqueda me topé con otras páginas webs donde se llamaba al boicot abierto contra la compañía aduciendo a que aun sigue realizando prácticas poco éticas en países pobres … las mismas que realizaron en los años 70 (a priori pareciera que la nueva directiva había “heredado” la mala praxis de sus antecesoras). Luego de leer algunas de estas páginas pude saber que la empresa Neslté no solo es cuestionada por temas relacionados con la lactancia materna sino también por la subcontratación de mano de obra infantil en condiciones de esclavitud en haciendas cacaoteras en África, por el reciente despidió de víctimas trabajadoras del huracán Noel en República Dominicana, por el uso de cultivos transgénicos en algunos productos destinados a países en vías de desarrollo, por la desarticulación de sindicatos en Pakistán, por causar la muerte de numerosos perros y gastos por un producto de la marca purina (también de la casa Nestlé)en Venezuela que no pasó controles de calidad, por citar solo alguna de las consultas hechas.
Luego de leer algunas de estas páginas me di cuenta que detrás de mi antipatía por la compañía existían razones de peso para no querer comprar sus productos. A pesar de haber hecho un gran esfuerzo por lavar su imagen y de haber adoptado todo tipo de estándares y de haberse involucrado en proyectos sociales la sensación era la misma, todo aquello me sonaba a lavado de imagen y a estrategia de reputación pero no a un cambio real y a un compromiso societal.
No es fácil a veces escapar de los tentáculos de la mayor compañía agroalimentaria del mundo. La lista de productos es interminable, incluso algunos que jamás hubiera imaginado son producidos por una de las tantas empresas que Nestlé ha ido comprando y absorbiendo a lo largo de las décadas. Quizás la prueba mas dura fue cuando Nestlé compró la marca de chocolates Savoy (de mi país natal Venezuela) productora no sólo de chocolates sino de una enorme variedad de chucherias. No fue fácil renunciar a los sabores y recuerdos de la infancia pero nadie dijo que la senda del consumo ético y responsable fuese fácil. Algún sacrificio hay que realizar si se quiere ser cónsono con los valores que se predica.
Quizás parezca que una sola persona no pueda hacer mucho contra un monstruo de estas magnitudes, quizás el que yo deje de comprar sus productos afecte poco las cuentas anuales de la compañía pero al menos ha servido para explicarle a mis hijos, futuros consumidores, los hechos tal y como los conozco y que sean ellos quienes tomen sus propias decisiones. Quizás también con suerte pueda como mínimo sembrar la duda en quienes me leen… ¿realmente podemos perdonar a empresas que han obrado mal en el pasado?… la respuesta es fácil si sabemos que al menos en el caso de esta empresa en particular continúa haciéndolo en el presente.
¿Podemos perdonar a las empresas que han obrado mal en el pasado?
Enviado por
Daniela Toro
.
martes, 18 de diciembre de 2007
Entradas anteriores
-
▼
2007
-
▼
diciembre
- "Ormetá" en el Tercer Sector
- Manifiesto por la diversidad familiar
- Ser responsable con uno/a mismo/a
- La responsabilidad social de escribir en un blog
- Lo que nos queda de la Navidad
- Agotamiento Laboral
- ¿Podemos perdonar a las empresas que han obrado ma...
- Más mujeres (V): pero... ¿cómo conseguir una igual...
- El panorama de las entidades pro RSC en España
- Parte del mundo islámico "cambia" el escudo del Barça
- La generación de conflictos en paraisos mineros. Q...
- Los 10 terribles
- ¿Por qué es tan duro pasar el Niágara en bicicleta?
- La prensa, como la Biblia, hay que interpretarla
- ¿Para qué sirven las Memorias de Sostenibilidad?
- Cláusulas sociales en la compra pública: motor de ...
- Como se esconde la responsabilidad social y la com...
- Estudios sobre Pacto Global y Reporte Social
- Olimpiadas de Beijing ¿ serán los juegos "más verd...
- Lenguaje no sexista: "¡Vaya tontería!"
- Emisiones de CO2 de las marcas de autos
- La Gran Evasión, un concurso en salir el primero d...
-
▼
diciembre
9 Comentarios:
Daniela, tu equivocación no era de compañía, entre una de hace 30 años y una de ahora. Era de issues, entre uno que probablemente habían solucionado o "manejado" hace años (juro que suena más profesional en inglés: "managed") y múltiples issues nuevos como violaciones a derechos laborales y humanos. Ahora, boicotear a una empresa que es tan grande que probablemente ni conozcamos de qué o de quién es dueña, tal y como te pasó, es más complicado de lo que parece y en eso creo que hay que combinar un sentido de responsabilidad y conciencia personal sin caer en fanatismos y el efecto de daño que realmente se le pueda hacer a una empresa. Porque si es por boicotear, lamentablemente ni tenemos toda la información, aún sobre las empresas más "responsables", ni podemos decir que estamos escapando de todas las "malas". Siempre estaremos consumiendo algo de una empresa que viola principios básicos de responsabilidad social. Saludos
Estimado edfd:
Tienes razón en lo que dices. Conocer quién está detrás del capital, sobre todo cuando se trata de multinacionales es muy difícil, y al final no sabemos contra quién nos enfrentamos. Sin embargo, precisamente lo que he intentando ha sido buscar información disponible en la web para conocer mejor la manera en que esta empresa ha gestionado y gestiona los impactos sociales, económicos y ambientales que genera su actividad y no me he quedado nada satisfecha con lo que he leído.
Pero nadie tiene que tomar mi palabra por buena. El consumo responsable es un ejercicio muy personal y a cada quien le pueden mover temas diferentes.
Ahora lo responsable por mi parte será ahondar más, intentar contactar con Nestlé y obtener respuesta a mis dudas para poder tomar una decisión con mayor información a mano.
Sin embargo, creo que como consumidores tenemos un gran poder que es además nuestra forma de expresarnos. Si no estamos de acuerdo con la manera en que una empresa da respuesta o actúa siempre podemos hacer algo, no sé si a la larga se note o no en su "bottom line", pero seguramente a nivel personal nos hará sentir que actuamos en conosonancia con nuestros valores.
Por lo demás, querido amigo David es un gusto reencontrarme contigo por este medio. ¡Feliz Navidad para ti y los tuyos!
Daniela
Daniela, llegados aquí, amplío sobre un tema derivado del inicial. Si el asunto no es afectar el bottom line, por lo pequeño de nuestro impacto, si además no queremos hacer un simple ejercicio de "responsabilidad personal" y finalmente, si conocemos que casi estamos prisioneros de empresas con procesos poco o nada responsables, entonces es importante mantener clara la necesidad del rol Regulador del Estado. Y en esto entra en juego otra acción de nuestra parte, cual es presionar e impulsar políticas públicas destinadas a crear más procesos responsables, no solo a ser rechazados por el mercado, sino a ser de obligatorio cumplimiento en función dle bien colectivo. Saludos
En este debate hay un tema que no veo demasiado claro, y es que aducir que el Estado es quien debe solucionar el problema percibo que igual sea escapar de nuestra responsabilidad individual.
El posteo de Dani es de los mejores posteos-denuncia que he visto en este blog, primero por la documentación y múltiples links a fuentes originales, y segundo por el ejercicio en si mismo de querer 'contrastar' una información, que le llevó a otras informaciones. Resultado final: que mantiene su 'boicot' personal contra esta marca. Me parece una opción muy razonable, hasta que alguien le solucione las dudas. Como Nestlé (y todas las empresas) siguen sin tener ni idea de qué es la web 2.0 o web social, pues seguirán intentando 'manejarla' como un medio de comunicación, que en nada se parece.
Sin activismo individual no hay cambio global. El gran problema de hoy en día es la inexistencia de auténticos grupos de presión sobre el sector público, el empresarial y el tercer sector. La ciudadanía está dormida. Son necesarias veedurías ciudadanas.
Cada vez que compramos emitimos un voto por una opción, es nuestra responsabilidad individual, y no la del estado, el ejercerla con espíritu crítico.
Xavier, lo que he dicho no es que el Estado debe solucionar el problema. De lo qye he hablado y creo que lo avalan las experiencias justamente de los países llamados Desarrollados, es que la faceta Reguladora del Estado (y aclaro aquí, más allá de las facetas Distributiva y Redistributiva), es importante en la creación y mantenimiento de acciones reales de Responsabilidad Social Empresarial. Y que en ese sentido, el Estado, a través de esa faceta, puede consolidar lo que probablemente al inicio fue una acción individual basada en la ética, por ejemplo. Por más que hubiera luchado Ralph Nader por hacer a las empresas más responsables, dudo mucho de que esas expresiones estuvieran donde están actualmente, si no hubiese sido por impulso de Políticas Públicas (es decir, de Estado) cuyo fin era hacer algo colectivo de lo individual. Como he dicho al comienzo, no he planteado que el Estado "debe". Saludos desde Venezuela
Entiendo lo que comentas edfd, pero no podemo resumir a que es el estado el que debe tener el rol principal en todo esto, vigilar el comportamiento ético de las empresas debe hacerlo todo el mundo, es una corresponsabilidad.
Artículos como el de Daniela son un estudio de mercado en sí mismos para la propia Nestlé, por la que por otro lado estará pagando millores en estudios de imagen, cuando lo que tiene que hace es escuchar a sus grupos de interés.
Es clave la función de escrutinio que los grupos de interés puedan hacer a la empresa, y el estado en si mismo no es más que otro grupos de interés más, aunque tenga en sus dominios la capacidad de 'regular', no tiene alcance alguno más allá de sus fronteras. Puede regular lo que sea, pero se pierde fuera de su ámbito geográfico... o sea que es una visión global de escrutinio de la sociedad civil de lo que deben aprender las empresas, y dialogar con ella.
No importa que lo que se diga sobre Nestlé sea o no cierto, alguien lo asegura, por lo tanto la empresa debe dialogar con sus grupos de interés y explicarlo.
Los turrones y las fiestas navideñas me han mantenido momentáneamente alejada del blog y la vuelta me he encontrado con un nutrido diálogo entre Xavier y David al que alegremente me sumo.
Hay varios puntos que me gustaría retomar. En primer lugar, David comenta algo cierto, si las leyes fuesen más rigurosas o se aplicasen siempre situaciones como las que ocasiona Nestlé o cualquier otra empresa que viole Derechos Humanos y laborales no se darían. Difícilmente podemos hablar de responsabilidad social, si cosas tan básicas como esas son pasadas por alto. Es por ello que comentaba en el posteo que me llamaba la atención que la página web de una empresa como Nestlé hiciera alusión a tantos temas sociales pero que en cambio no diese respuesta a los problemas que sí estaba generando como consecuencia de su actividad. Por supuesto que antes de la RSC viene el cumplimiento de las leyes. No en vano Archie Carroll dibujó aquella famosa pirámide sobre las responsabilidades de una empresa http://www-rohan.sdsu.edu/faculty/dunnweb/rprnts.pyramidofcsr.pdf en la que la responsabilidad económica está en la base, seguida por la legal, la ética y en la cúspide la filantropía. Con todo y que pueda parecernos ya superado este enfoque que data del 91 creo que la idea central sigue siendo válida. La empresa es ante todo eso, una empresa, que debe generar riqueza, entendiendo ésta última en un sentido amplio y no estrictamente económico, pero que debe hacerlo basándose en unos acuerdos societales comunes, las leyes, y que sólo una vez cumplidas estas dos condiciones puede entonces dedicar su atención a la gestión ética del negocio y por último a dar más de lo exigido por ley. Sin embargo, más allá de que el Estado o las organizaciones supranacionales tengan mucho que decir y que intervenir para evitar situaciones de violación de las leyes ello no debe restarle importancia al compromiso y responsabilidad de la persona que cada día toma la decisión de comprar tal o cual producto o de invertir su dinero en tal o cuál proyecto o de buscar empleo en tal o cual empresa o de crear un negocio con tales o cuales valores empresariales. Las personas tienen poder, y mucho más lo tienen las personas cuando se organizan, y por eso me parece muy acertada la propuesta de las veedurías sociales que comenta Xavier. La sociedad civil organizada tiene la capacidad de hacerse escuchar cuando lo hace de manera sistemática y organizada. Es por ello que creo que más que buscar la responsabilidad última debemos sumar corresponsabilidades, las individuales, las colectivas, las empresariales, las estatales y las supraestatales.
¡Un saludo y Feliz Año 2008!
Hola, me identifico con Daniela totalmente, creo que es muy sano cuestionarse lo que creemos para o bien transformarlo y cambiar de parecer o confirmarlo y profundizar en lo que ya sabemos. Sin embargo desde hace un año o así todavía lo tengo más fácil, se me acabó el dilema Nestlé, compro de cultivo ecológico y no adquiero nada que tenga como ingredientes nombres que empiezan por E o que no me resulten familiares. La responsabilidad social empieza por cuidarnos bien y responsabilizarnos de nuestro propio bienestar, ¿por qué pagar por meternos toxinas en el cuerpo? Sobre todo cuando existe una alternativa local tan rica y más nutritiva que la de Nestlé o cualquier multinacional.
Estimado anónimo: Incorporas un nuevo elemento a debate que yo no había tenido en cuenta y que es muy válido. Me refiero al cuidado de la salud y que también es un tema de responsabilidad hacia uno mismo.
Como puedes ver en mi posteo hay un link a una página de Green peace en la que consumidores chilenos acusan a Nestlé de utilizar alimentos transgénicos en algunos de los productos destinados a ese país. Como no existe aun una normativa mundial que obligue a las empresas a detallar si un determinado producto contiene ingredientes provenientes de cultivos transgénicos, como tú bien dices, no sabemos que nos estamos metiendo en el cuerpo, ni tampoco a nuestras familias y ese es un tema que da para pensar.
Te felicitio por haber encontrado una alternativa sana que además de solucionar el tema de la salud promueve la economía local. Sin embargo, ésta puede no ser una opción válida para todos, puesto que este tipo de productos ecológicos por normal general suelen ser comercializados a un mayor costo. Es lo mismo que pasa con muchos productos de comercio justo o éticos, su mayor precio los hace elitistas. El llamado premium price, que llaman los americanos, mantiene alejados estos productos del consumo masivo. Aun así no creo que todo esté perdido. Los consumidores tenemos más poder de lo que creemos. Si el consumo de estos productos aumenta a las grandes compañías agroalimentarias no les quedará más remedio que aceptar que deben comenzar a incorporar criterios justos en la producción, compra y distribución si no quieren que una buena parte de su clientela se les escape. ¿Sabrá Nestlé cuántos consumidores de café y chocolate, por nombrar sus dos productos más emblemáticos, se le han escapado de las manos por sus malas praxis sociales? Si yo fuese el direcror de I+D o el de ventas de esa empresa me gustaría saberlo. Al menos en este foro, ya somos dos.
Un saludo y hasta la próxima.
Publicar un comentario