Sobre el velo islámico, los símbolos y las fronteras entre derechos individuales y colectivos

. sábado, 6 de octubre de 2007

Niña con velo islámico. Fuente: La VanguardiaVersió en català

Por F. Xavier Agulló. Recientemente hemos tenido en Cataluña un caso en que a una niña le fue prohibido el acceso a la escuela por llevar su velo islámico en el cabello. Las opiniones públicas son devastadoras, tal como podemos ver a un resumen de las opiniones de la audiencia de La Vanguardia: En contra del uso del velo islámico en las escuelas y una encuesta al respeto (ahora mismo el 83% se muestra en contra).

Recordaremos el caso francés, donde se ha prohibido llevar cualquier símbolo religioso en las aulas que, en la práctica, afecta mayoritariamente a la religión islámica. Por lo tanto, es una cuestión de calado europeo. Pero no tenemos que limitar su debate al velo islámico. Hemos podido observar los últimos años diversas 'guerras de símbolos', que enfrentan la diversidad de culturas, lenguas y opciones personales que conviven en un mismo territorio.

Las viñetas sobre Mahoma en Suecia y Dinamarca son otro caso, y de más proximidad el caso de la publicación en la revista satírica El Jueves de una viñeta sobre el heredero de la monarquía española, la quema de fotografías del rey Juan Carlos I en tantas ciudades catalanas, el boicot a productos catalanes en España (otra forma de 'quemar') o la indiferencia general de la inmigración hacia la lengua catalana en Cataluña.

Es difícil opinar sobre estos aspectos sin ofender a nadie y sin herir susceptibilidades, dado que además la mayoría tienen a ver con cuestiones de cariz político. Los símbolos son importantes en la cohesión de una sociedad, pero también permiten expresar a las personas su afinidad hacia a determinadas opciones personales. La discusión sobre los símbolos es pues una discusión sobre donde terminan los derechos individuales y donde empiezan los colectivos, y al revés. Pero también es una cuestión de respeto mutuo y de convivencia.

Pero también es difícil opinar, sobre todo, de forma coherente. Es decir, las opciones personales nos invitan a aceptar determinados símbolos y rechazar otros, de manera que las ofensas hacia unos son 'comprensibles' y hacia otros no. Porque ... ¿cuántas abuelas y madres nuestras llevaban un pañuelo en el cabello y cuántas mujeres lo siguen haciendo en Latinoamérica, por ejemplo?

Pero cuando se habla de convivencia para conseguir un territorio socialmente responsable e integrador sólo hay una solución posible: un punto intermedio entre dos extremos, y mucha empatía. En tema de símbolos, creo que el punto medio tiene que tener la cuenta tres aspectos:

  • Principio general de respeto hacia a los símbolos ajenos
  • Uso responsable de los símbolos propios
  • Aceptación de los símbolos de la comunidad que nos acoge

Encontrar una consideración al respecto de estas guerras de símbolos tendría que considerar los tres factores, y buscar la complicidad de todas las partes. Precisamente el hecho de intentar buscar la coherencia entre percepción personal de símbolos propios y ajenos, me ha hecho reconsiderar muchos aspectos sobre la cuestión simbólica. Y es que mi abuela llevaba pañuelo en la cabeza.

7 Comentarios:

Anaiz Quevedo dijo...

*Principio general de respeto hacia a los símbolos ajenos

* Uso responsable de los símbolos propios

*Aceptación de los símbolos de la comunidad que nos acoge

¿Qué más se puede agregar ?Es una excelente conclusión conciliadora ante un tema tan álgido

Soy de las que se inclinan por respetar las costumbres ajenas y también me gustan que respeten las mías, aún cuando el tema de las costumbres islámicas en tierra occidental es algo complejo, profundo por no decir, dificil.

La parte que quizás me ha hecho sentir incómoda con respecto al intercambio cultural con los musulmanes ortodoxos es cuando nos toca a las mujeres occidentales comportarnos de modo diferente cuando ellos visitan nuestros paises y lo digo por las veces que en el mío hemos recibido a principes, jeques,ministros, y pare usted de contar miembros de la OPEP (bueno sólo de algunos países en especifico).

No puedes darles la mano, ni besarles en la mejilla, ni mostrar tus hombros, ni pararteles al lado, sino detrás, por no decir que te ignoran completamente. Yo puedo entender que son sus costumbres, su religión, su visión y estilo de vida.... Pero... es mi país, donde está el respeto por las mías..... no es descortesía con el país anfitrión?

Menos mal que no soy una feminista radical, porque sino no hubiese aguantado.

El secreto es ponerse en los zapatos del otro y en virtud de ellos es que puedo entender a la niña marroquí y a su familia.

Y bueno trato en lo posible de entender a los musulmanes ortodoxos (Cumbres OPEP) que nos han visitado en Venezuela.( no es fácil, no no no)

Pienso por otra parte que la gente que se molesta porque una criatura lleve un velo a su escuela es producto de desinformación hacia otra cultura que es diferente a la suya. Porque un Velo es parte de la mujer en esos países (quiera o no) no es un uniforme, ni una vestimenta, es como diríamos, un estado mental. Es su protección, es parte suya, es para muchas, más que un símbolo.

Y finalizo con una frase que ya la hice mía pero que parafrasee del Diario de Ana Frank
"Odiamos a los que no conocemos y no los conocemos porque los odiamos"

Anaiz Quevedo
Venezuela

F. Xavier Agulló dijo...

Es lógico que te muestres incómoda, pues ahí alguien incumplió con el tercer aspecto que apunto... Lo dicho, tema peliagudo, pero no por ello debe estar aunsente la búsqueda de ese punto medio, por más difícil que sea no nos queda otra opción.

Marc Ambit dijo...

Personalmente pienso que detrás de este tema está, fundamentalmente, la xenofobia.

¿Es justo que nos echemos las manos a la cabeza cuando vemos mujeres inmigrantes que llevan velo en nuestro país cuando es precisamente aquí donde los salarios son absolutamente desiguales, el trato a la mujer es claramente discriminatorio en anuncios y programas de TV, se ensalza un canon de belleza femenino basado en el sexo explícito, todavía hay much@s que creen que la listas electorales paritarias son un error y sólo un 2,5% de l@s españoles considera importante el tema de la violencia contra la mujer?

Dicho de otro modo: ¿Quiénes somos nosotr@s para juzgar a otras culturas en temas que, definitivamente, no sabemos gestionar correctamente?

Creo que el problema de base, en cualquier caso, está en que haya colegios laicos, es decir no-religiosos. No puedes basar tu identidad en contraposición a algo.
Soy completamente laico, pero una cosa es que no se enseñe religión en el colegio al que llevas a tus hij@s y otra cosa es querer que nadie "pervierta" el laicismo de tu hij@.

Anónimo dijo...

Desde mi punto de vista, creo que tendríamos que diferenciar lo público de lo privado, en lo privado ni entro, cada uno hace lo que quiere.
En lo público, entendiendo por público cosas del estado, como un colegio. Mi pensamiento es que en un colegio público, el velo, jesucristo, etc., toda simbología religiosa tendría que estar prohibida, por que para mí la religión es un impedimento al pensamiento libre y cualquier símbolo te marca. Estamos contra el velo de los musulmanes, pero no nos escandalizamos del velo de las monjas cristianas, nos escandalizamos del velo y nadie se escandaliza de que el Papa diga que no se use el preservativo cuando se tengan relaciones sexuales, y nadie denuncia ha esta persona por atentar contra la salud pública, nos escandalizamos por el velo y como muy bien dice Marc, nadie se escandaliza por la desigualdad de la mujer en este país.
Nadie dice que el sida en Sudamérica esta subiendo proporcional al poder de la iglesia católica en aquellos lares.
La hipocresía es de tal magnitud , que si reflexionáramos nos quedaríamos asombrado, por último para que veáis la hipocresía, en un supermercado de tortosa han abierto una tienda-cafetería o algo parecido, donde todo esta en Ingles, los propietarios no entienden el castellano, ni hablar del catalán, por lo que tu si quieres comprar allí estas perdido. Los comentarios son, ya se lo harán. Imaginaros esa misma tienda regentada por marroquí, o pakistaní, los cometarios serian, esta gentuza, no se adaptan, todo en su idioma etc.,
Un saludo solidario.

Ferni dijo...

Un comentario rápido: Los principios se tuercen cuando las religiones entran a regular los comportamientos humanos, tanto en el caso de los pañuelos que llevaban las mujeres en la Europa Católica, no hace tantos años, como en el caso de los que llevan las mujeres en los países de creencias musulmanas.

Otra cosa es que uno se ponga ese mismo pañuelo por coquetería o moda como sucedía en el mundo occidental y no por imposición, siendo en este caso difíciles de aceptar por sociedades laicas.
Fernando

Anónimo dijo...

Me gustaría aportar mi opinión a este debate tan interesante:

-La coherencia es, efectivamente, clave a la hora de reflexionar sobre un tema tan espinoso.

-En ese sentido, me planteo ¿por qué emerge el conflicto en este caso y no en otros con rasgos similares...? ¿es coherente? Por ejemplo, en el caso de las identificaciones deportivas (¿alguien se plantea prohibir a un culé visitar Madrid -no ya el Bernabeu- con una camiseta blaugrana... por más que los aficionados madridistas se puedan sentir agredidos simbólicamente?).

-Sí existe, sin embargo, un paralelismo con un caso similar, que además afecta también a la escuela: libertad en el vestuario vs conveniencia de vestir uniformes para delimitar el impacto que entre los niños pueda tener vestir unas marcas u otras...

Desde mi punto de vista, lo "coherente" sería pensar en los símbolos como lo hacemos con las conductas, con los comportamientos... no darles un trato especial... Para mí, el fondo del problema no se limita al mundo de lo simbólico, sino que tiene que ver con un universo más amplio... de la socialización, la cohesión social... Resulta agresivo y susceptible de ser prohibido lo que procede de minorías, en el ámbito de instituciones tradicionales (religión, corona...)... lo que puede poner en peligro el mantenimiento del orden social establecido... sean simbolos, conductas...

-En ese sentido, mi postura es menos conciliadora y más radical que la del compañero Xavier: para mí, sólo habría que prohibir aquellos símbolos que atenten contra los Derechos Humanos (por ejemplo, la simbología nazi). El resto (velos islámicos, camisetas del Barça, marcas de lujo...) de deberían estar permitidas, por más que molesten a ciertos colectivos.
Estos colectivos deberán entonces aprender a respetar las manifestaciones contrarias a su ideología (en la medida en que cualquier manifestación amparada por los Derechos Humanos, está también respetando la suya). Y esto, tanto en los espacios públicos como privados.

-En este marco, entiendo que debería haber una continuidad entre la escuela y la sociedad: considero que los niños deberían ser libres de vestir y portar símbolos del tipo que sea... religiosos, deportivos, musicales... un velo, una camiseta del Barça o de ACDC, una marca determinada... (¿es coherente diferenciar entre estos símbolos? ¿cuáles son más excluyentes en realidad? ¿cuáles se pueden sentir como más agresivos?...). Por eso mismo estoy en contra de los uniformes en el colegio.

-Sin embargo, me parece muy importante situar este discurso en el espacio de lo individual (los niños): los colegios y las personas que los representan (profesores), sí deberían tener prohibido manifestar simbologías, no ya que estén en contra de los Derechos Humanos, sino de las leyes del Estado en cuestión... En este caso, sólo en los centros públicos. Así, las niñas podrían vestir velos o portar crucifijos, pero no las profesoras, ni los propios centros públicos.

Elena López

F. Xavier Agulló dijo...

Algún comentario hubo sobre modas. Sobre ello me gustaría apuntar que tan 'obligatorias' son modas como 'dictámenes' religiosos. No es de recibo decir que el pañuelo en la cabeza lo llevaban por 'moda' en occidente, y en cambio lo llevan por 'obligación' en el mundo musulmán.

Al fin y al cabo, el el velo islámico es una 'moda árabe', que de hecho viene de siglos atrás, como el pañuelo en cabeza de mi abuela, que nada tenía que ver con coquetería ni moda, o el que puedan llevar todavía en Europa del este o algunas partes de Latinoamérica.

Y de hecho, no hay peor 'dictado religioso' que el de una moda. O sea que mejor no nos otorguemos la santedad de que 'no obligamos' en Occidente, lo cuál no es cierto.

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