Por Juanjo Martí. En "Diario de Mallorca" leo esta mañana la siguiente noticia "Un empresario italiano sube el sueldo a sus empleados tras vivir como mileurista"
El empresario italiano Enzo Rossi, de 42 años, ha decidido subir el sueldo de su personal en doscientos euros netos al mes después de haber intentado vivir son su salario y llegar sólo hasta el día 20, después de haber pagado las facturas del agua, el gas, el seguro del automóvil y haber tenido cuidado en el gasto cotidiano. "Eso significa que en un año entero habría estado sin dinero durante 120 días al año; eso no sólo es pobreza, es también desesperación", afirma.
El empresario se asignó un sueldo de mil euros para sí y otros mil para su mujer, que también trabaja en la sociedad, aunque reconoce que esos dos mil euros de ingresos son superiores, incluso, a los que tienen algunas de las familias de su personal.
El empresario explica que decidió hacer la experiencia porque "estamos volviendo al siglo XIX cuando en mi pueblo había condes y barones, por un lado, y aparceros, por el otro, y se decía que los cerdos nacían sin piernas porque los jamones debían ir a los señores".
Concluye la nota de prensa explicando el empresario que en los dos últimos años los beneficios de su empresa han ido bien y, por tanto, "no es justo que el único en disfrutarlos sea yo".
La economía española se ha situado en unos niveles que nos permiten suponer que el ejemplo dado por este empresario italiano podría ser imitado por alguien más en nuestro país, no simplemente en materia salarial sino en el cada vez más incidente tema de conciliación familiar.
Difundamos el ejemplo abriendo un debate reflexivo sobre si es necesario experimentar para comprender y mejorar.
El empresario italiano Enzo Rossi, de 42 años, ha decidido subir el sueldo de su personal en doscientos euros netos al mes después de haber intentado vivir son su salario y llegar sólo hasta el día 20, después de haber pagado las facturas del agua, el gas, el seguro del automóvil y haber tenido cuidado en el gasto cotidiano. "Eso significa que en un año entero habría estado sin dinero durante 120 días al año; eso no sólo es pobreza, es también desesperación", afirma.
El empresario se asignó un sueldo de mil euros para sí y otros mil para su mujer, que también trabaja en la sociedad, aunque reconoce que esos dos mil euros de ingresos son superiores, incluso, a los que tienen algunas de las familias de su personal.
El empresario explica que decidió hacer la experiencia porque "estamos volviendo al siglo XIX cuando en mi pueblo había condes y barones, por un lado, y aparceros, por el otro, y se decía que los cerdos nacían sin piernas porque los jamones debían ir a los señores".
Concluye la nota de prensa explicando el empresario que en los dos últimos años los beneficios de su empresa han ido bien y, por tanto, "no es justo que el único en disfrutarlos sea yo".
La economía española se ha situado en unos niveles que nos permiten suponer que el ejemplo dado por este empresario italiano podría ser imitado por alguien más en nuestro país, no simplemente en materia salarial sino en el cada vez más incidente tema de conciliación familiar.
Difundamos el ejemplo abriendo un debate reflexivo sobre si es necesario experimentar para comprender y mejorar.
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