Por Patricia Aragón. La Real Academia de la Lengua Española da al término conciliar varias acepciones, a saber:
1.- Componer y ajustar los ánimos de los que estaban opuestos entre sí.
2.- Conformar dos o más proposiciones o doctrinas al parecer contrarias.
3.- Granjear o ganar los ánimos y la benevolencia.
En torno a la conciliación de la vida familiar, personal y laboral hay muchos ánimos opuestos entre sí. En primer lugar la cultura empresarial es reacia a adoptar este tipo de medidas, ya que la tendencia generalizada es pensar que conllevan una disminución de la productividad. Según esta cultura, la persona no debe tener más vida que su trabajo si quiere aspirar a un ascenso profesional y a los incentivos derivados del mismo.
Por otro lado se produce un conflicto interno en la mujer trabajadora que, con frecuencia, debe asumir roles masculinos negativos sin posibilidad de que el entorno laboral se nutra de las características femeninas más positivas. O bien opta por olvidarse de la procreación, si quiere ascender profesionalmente, o bien renuncia a una posible carrera en detrimento de sus aspiraciones. Claro que, siempre quedará el recurso de pensar en las compensaciones y alegrías de ser madre. Es evidente que se dan excepciones a la regla y encontramos algunas mujeres que alcanzan la cima profesional, personal, familiar... Y hombres que sacrifican su carrera profesional por cuidar de sus familias. Pero no dejan de ser eso, excepciones.
Si seguimos enumerando los obstáculos, encontraremos que muchos de ellos aparecen enraizados atávicamente en el entorno social en el que nos movemos. Queda, desgraciadamente, bastante camino por recorrer hasta que las mentalidades se transformen y contribuyan a construir una sociedad más igualitaria y equitativa para todos.
En España estamos en pañales en lo referente a conciliar vida familiar, personal y laboral. Son muchos los ánimos contrapuestos que hay que componer y ajustar; son muchas las proposiciones y doctrinas que hay que aunar y mucha energía y esfuerzo para conseguirlo.
Sobre todo, mucha benevolencia y paciencia.
Conciliar
Enviado por
F. Xavier Agulló
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viernes, 21 de septiembre de 2007
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