Por F. Xavier Agulló. Que Novartis haya perdido la demanda contra el Estado indio ha despertado enormes ilusiones entre muchos sectores y no tantas entre sectores empresariales. Novartis ha hecho lo indecible para defender su postura, incluso usando prácticas poco éticas (ver Robin Hood contra Novartis y los cargos públicos de la empresa en asociaciones pro RSC). Que Novartis, una corporación, haya perdido, es una victoria del Estado-nación sobre dicha Corporación. Pero no nos engañemos, la mayoría de batallas de esta 'guerra' se libran a espaldas de nuestro conocimiento.
La Corporación, como el Estado-nación, la Iglesia, el Estado comunista, el esclavismo o el sistema feudal de la Edad Media europea o japonesa, son formas distintas de lo mismo: el poder y dominio de un grupo reducido de gente sobre el resto de la Humanidad.
En la serie de tres reportajes titulados The Corporation (ver tráiler del primero), en el que intervienen tan insignes personajes como Noam Chomsky, Milton Friedman, Michael Moore o Vandana Shiva, se recuerda el origen de la Corporación, cuando se ganó el derecho de ser una 'persona', lo que se vino a llamar la 'persona legal' o 'persona jurídica'. Resulta interesante el análisis que en el reportaje se hace sobre de qué tipo de persona se trata: desde un punto de visto profesional y psicológico, cumple todos los síntomas de una persona psicópata.
Actualmente coinciden dos fórmulas en lucha por el poder, como cuando coincidieron en Europa dos especies homínidas, el homo neanderthalensis y el 'hombre' de Cromagnon (u homo sapiens). Una de ellas sobrevivió. Ignoro si le espera al Estado-nación (por cronología) el mismo final que la especie neanderthal, pero hay que decir que lucha con valor por su supervivencia.
La Corporación es una figura psicópata, si fuera una 'persona' física estaría encerrada en un sanatorio o en prisión pero, sin embargo, tampoco podemos prescindir de ella. Nunca antes hemos conocido forma económica que sea capaz de generar tanta riqueza, pero a su vez, nunca antes hubo forma que generara tanta desigualdad económica. Y no hay, por ahora, alternativa 'real' a ella (a pesar de las muchas vías altermundistas que se apuntan, ninguna tiene auténtico sentido de pragmatismo).
El proceso de globalización y deslocalización industrial en curso obra en favor del poder de la Corporación y en contra del Estado-nación, que no tiene poder efectivo en lo transnacional (mientras la ONU siga siendo un simple auditorio o cine en 3D).
Pero algo ha nacido los últimos decenios, algo que se ha movido como mar de fondo a partir de la inquietud por esta situación. Algo que no puede considerarse como 'altermundista' por el simple hecho que cuenta con las reglas del 'juego'. Va en contra del poder de la Corporación y del Estado-nación, pero sin pretender llegar a extinguir dichas formas de poder, al contrario, colaborar y coexistir con ellas.
Escribía Sun Tzu en El Arte de la Guerra que nunca hay que acorralar a las tropas enemigas hasta el punto de que perciban que no tienen salida, pues entonces lucharán hasta morir. Es bueno dejar una aparente vía de escape para que su combate no sea tan a ultranza.
Cualquier movimiento 'altermundista', además de contar con la falta de pragmatismo apuntada, pretende el 'exterminio' de dichas dos formas dominantes, en especial la de la Corporación. Sólo la aparición de otra 'forma' de poder que le deje una 'aparente vía de escape' será biológicamente viable.
El surgimiento como respuesta de la globalización y liberalismo a ultranza de la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) puede marcar el nacimiento de una nueva forma de poder de compensación: el consumo responsable e inteligente. Nos recordaba nuestra compañera en Blog Responsable, Leticia Gasca, que comprar es como votar.
En el primer capítulo de The Corporation, un ex presidente de Interface Inc., una de las mayores fabricantes de alfombras del mundo, que un día la clientela empezó a preguntarles que qué hacían por el medio ambiente, por el planeta. Ese día se plantearon iniciar una línea ecológica, una línea DE NEGOCIO ecológica.
Cuando solicitamos a las compañías a quienes compramos los productos que qué hacen por el planeta estamos votando por un mundo mejor, o distinto. La Corporación, por naturaleza, hará o hará ver que hace lo que le pidamos, pero en cualquier caso seguro que mejora la situación actual.
Pero si el consumo responsable e inteligente es claramente desde mi punto de vista la solución, debo decir también que hay un gran problema: para que pueda ejercer de tercer poder debe actuar de forma organizada. Y ello no será posible mientras no se sumen millones de voluntades individuales, a menudo con un costo en tiempo, esfuerzo y motivación. Recientemente he conocido una iniciativa llamada C-Change, que aunque lleva tiempo fraguándose sin todavía llegar a concretarse, recoge los principios de lo que debe ser este Tercer Poder.
2 Comentarios:
Bravo Xavier por tu artículo: excelente. Es necesario el fortalecimiento del Tercer Poder.
Pero me gustaría reflexionar sobre tu último párrafo: "Pero si el consumo responsable e inteligente es claramente desde mi punto de vista la solución, debo decir también que hay un gran problema: para que pueda ejercer de tercer poder debe actuar de forma organizada."
Creo que tenemos limitado nuestro consumo responsable cuando como en el caso de Novartis nos movemos en mercados imperfectos, el monopolio y el oligipolio. Novartis crea un medicamento que sabemos que es el único del mercado (o el más efectivo) contra la lucha de determinados tipos de cáncer. En este caso no podemos utilizar nuestra opción ejerciendo un consumo responsable. No hay opción posible. Pero pasa igual en los mercados oligopolísticos, por ejemplo la banca y las petroleras. Todos sabemos que aunque los bancos españoles pregonan sus informes de responsabilidad social a los cuatro vientos continúan con su comportamiento antisocial cobrando (todos, cajas y bancos) comisiones abusivas a sus clientes o simplemente permitiendo que sus pequeños ahorradores pierdan su poco dinero sin avisarles de unas pérdidas inminentes en sus fondos de inversión que ellos (¡Qué casualidad!) no tienen dando unos beneficios mayores cada año.
En estos casos, es difícil que, aunque se actúe de forma organizada, nos podamos enfrentar a su poder y luchar con éxito. Pero hay que continuar con las denuncias. No podemos claudicar. Y lo debemos hacer nosotros que desde las sociedades más ricas podemos hacerlo. Aunque necesitemos sus servicios o sus productos para nuestra vida diaria debemos denunciar. Pero, como decía Blas de Otero, ".., me queda la palabra".
Ciertamente Ferni en mercados oligopolísticos o monopolísticos nuestras 'fuerzas' están mermadas. Pero la presión social, la denuncia y el escrutinio público efectivo deben ser nuestras opciones. En cualquier caso siempre es posible, como en el mercado bancario, obtener alternativas en Internet, como es el caso de los bancos on line como Uno-e o ING Direct, sin comisiones.
Pero también es cierto que cada vez se camina hacia la concentración de los negocios en estas corporaciones. La solución sigue estando en el 'Tercer Poder', aunque ciertamente no siempre el consumo responsable pueda ser la solución, pero como bien dices, siempre nos quedará nuestra palabra.
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