Por F. Xavier Agulló. Si ya es bastante difícil circular en este país por los constantes peajes con que nos encontramos, sólo faltaba que la Generalitat de Catalunya decida reducir la velocidad a 80 km/h cerca de Barcelona. Si como mínimo estuviera justificado se podría entender, pero el motivo aducido, la reducción de la contaminación, roza el absurdo, pues todos los automóviles club afirman que la contaminación de hecho acabará aumentando.
La contaminación no depende de la velocidad (por debajo de los 120-130 km/h), sino del régimen de revoluciones de los motores. A una marcha más baja más revoluciones y, por lo tanto, más contaminación. Una simulación de ADAC ha vertido el dato que si bien puede reducir un 2,24% el CO2 emitido, aumenta un 26% el dióxido de nitrógeno, otro gas de efecto invernadero (GEI) y por lo tanto generador de más contaminación.
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