9EMILIO
Por Emilio J. Blanco Lobejón. Recientemente he hablado con el presidente de una importante Organización No Lucrativa que, por su actividad, tiene relación con todo tipo de empresas a través de sus donaciones, y me comentó que se está produciendo últimamente un aumento considerable de la preocupación del mundo empresarial por la Responsabilidad Social Corporativa.
Me decía esto debido, sobre todo, al interés que ponían en que sus donaciones de alguna manera tuvieran reflejo en los medios de comunicación y a los comentarios que le hacían sobre su intención de incluir dichas actividades en sus memorias de final de año.
El asunto es , desde luego, importante, ahora bien, ¿ tienen estas empresas o mejor dicho sus responsables, realmente claro lo que es la Responsabilidad Social Corporativa ?.
Según mi opinión, confunden la Responsabilidad Social con las acciones sociales, con la filantropía o simplemente con la necesidad de apuntarse a lo que parece una nueva moda en la gestión empresarial.
No quiero que se malinterpreten mis palabras, todo esto está muy bien y ojala siguieran esta “ moda “ muchas empresas. Estas empresas estarían en el segundo nivel de la llamada Pirámide de Monsen de la Responsabilidad Social Corporativa ( siempre y cuando cumplieran con la ley en todos los aspectos de su actividad que sería el primer nivel ) pero hace falta mucho más para estar en lo alto de la pirámide, y no solo hace falta satisfacer las necesidades y crear expectativas de sus grupos de interés, sino además hay que hacerlo siendo coherentes con sus recursos , sus valores, en definitiva integrando estas actividades en su gestión.
Cuando se dice que la Responsabilidad Social Corporativa consiste en integrar la dimensión social y ambiental en la gestión estratégica de la empresa no se trata de “ añadir “ simplemente una serie de actuaciones de tipo social o ambiental al resto de actuaciones de la empresa, sino que se está hablando de desarrollar una verdadera estrategia responsable, con lo que necesitaremos planificar dicha estrategia adecuadamente.
Solamente en el marco social de esa estrategia tendremos que ( por poner un ejemplo ), primero, realizar un análisis y diagnóstico de nuestra situación, de nuestros recursos y de los objetivos que perseguimos. A la vez tendremos que realizar ese mismo diagnóstico de nuestros grupos de interés, que esperan de la empresa o que expectativas tienen.
En segundo lugar, habrá que fijar unos objetivos, ¿ qué impacto deseamos tener o qué retorno es el que buscamos con ese tipo de actuaciones, son coherentes con los objetivos globales de la empresa, tienen vinculación con nuestra actividad ?.
En tercer lugar, nos deberíamos preguntar si esas actuaciones son las más adecuadas o hay otras que a un menor coste conseguirían los mismos objetivos.
Después hay que priorizar las actuaciones en función de su importancia o de la oportunidad de acometerlas o de cualquier otro criterio que se fije, para terminar estableciendo un seguimiento y control que permita verificar el cumplimiento de los objetivos fijados.
Y así seguiríamos hablando de muchos factores que hay que contemplar porque para que sea realmente una acción ética y responsable no basta con tener eficacia ( hacer las cosas correctas ), hay que tener eficiencia ( hacer las cosas correctamente ) y además tener efectividad ( que suponga un impacto en nuestro entorno ).
En definitiva, estamos hablando de planificación estratégica de la responsabilidad social de la empresa, que como vemos no es tarea fácil y eso que solo nos hemos quedado en el marco de las acciones sociales.
Si la empresa no lo hace de esta manera, al final sus actuaciones no serán ni eficaces, ni eficientes ni efectivas, y terminará cayendo en el desánimo a la espera que pase esta moda y volver a lo suyo que son su empresa y sus beneficios o… sus pérdidas.
Me decía esto debido, sobre todo, al interés que ponían en que sus donaciones de alguna manera tuvieran reflejo en los medios de comunicación y a los comentarios que le hacían sobre su intención de incluir dichas actividades en sus memorias de final de año.
El asunto es , desde luego, importante, ahora bien, ¿ tienen estas empresas o mejor dicho sus responsables, realmente claro lo que es la Responsabilidad Social Corporativa ?.
Según mi opinión, confunden la Responsabilidad Social con las acciones sociales, con la filantropía o simplemente con la necesidad de apuntarse a lo que parece una nueva moda en la gestión empresarial.
No quiero que se malinterpreten mis palabras, todo esto está muy bien y ojala siguieran esta “ moda “ muchas empresas. Estas empresas estarían en el segundo nivel de la llamada Pirámide de Monsen de la Responsabilidad Social Corporativa ( siempre y cuando cumplieran con la ley en todos los aspectos de su actividad que sería el primer nivel ) pero hace falta mucho más para estar en lo alto de la pirámide, y no solo hace falta satisfacer las necesidades y crear expectativas de sus grupos de interés, sino además hay que hacerlo siendo coherentes con sus recursos , sus valores, en definitiva integrando estas actividades en su gestión.
Cuando se dice que la Responsabilidad Social Corporativa consiste en integrar la dimensión social y ambiental en la gestión estratégica de la empresa no se trata de “ añadir “ simplemente una serie de actuaciones de tipo social o ambiental al resto de actuaciones de la empresa, sino que se está hablando de desarrollar una verdadera estrategia responsable, con lo que necesitaremos planificar dicha estrategia adecuadamente.
Solamente en el marco social de esa estrategia tendremos que ( por poner un ejemplo ), primero, realizar un análisis y diagnóstico de nuestra situación, de nuestros recursos y de los objetivos que perseguimos. A la vez tendremos que realizar ese mismo diagnóstico de nuestros grupos de interés, que esperan de la empresa o que expectativas tienen.
En segundo lugar, habrá que fijar unos objetivos, ¿ qué impacto deseamos tener o qué retorno es el que buscamos con ese tipo de actuaciones, son coherentes con los objetivos globales de la empresa, tienen vinculación con nuestra actividad ?.
En tercer lugar, nos deberíamos preguntar si esas actuaciones son las más adecuadas o hay otras que a un menor coste conseguirían los mismos objetivos.
Después hay que priorizar las actuaciones en función de su importancia o de la oportunidad de acometerlas o de cualquier otro criterio que se fije, para terminar estableciendo un seguimiento y control que permita verificar el cumplimiento de los objetivos fijados.
Y así seguiríamos hablando de muchos factores que hay que contemplar porque para que sea realmente una acción ética y responsable no basta con tener eficacia ( hacer las cosas correctas ), hay que tener eficiencia ( hacer las cosas correctamente ) y además tener efectividad ( que suponga un impacto en nuestro entorno ).
En definitiva, estamos hablando de planificación estratégica de la responsabilidad social de la empresa, que como vemos no es tarea fácil y eso que solo nos hemos quedado en el marco de las acciones sociales.
Si la empresa no lo hace de esta manera, al final sus actuaciones no serán ni eficaces, ni eficientes ni efectivas, y terminará cayendo en el desánimo a la espera que pase esta moda y volver a lo suyo que son su empresa y sus beneficios o… sus pérdidas.
3 Comentarios:
Emilio, a mí me pasa lo mismo.
Cada vez más me encuentro en situaciones donde se confunde la acción social o una donación puntual con la RSC.
Consecuencia, que me paso haciendo pedagogía más horas de las que debiera.
De ahí, mi queja hacia las administraciones (privada y pública) que no ayudan a las pymes a involucrarse ni entender la RSC.
Rosa, sería muy interesante abrir el debate de la participación de la Administración en la difusión e implantación de la Responsabilidad Social Corporativa, no olvidemos que es esta quien gestiona,( y por lo tanto tiene que controlar su eficacia, eficiencia y efectividad ), una actuación responsable a la que están obligadas todas las empresas como es el Impuesto de Sociedades.
En cuanto a lo de la cuestión de la pedagogía yo lo llamaría consultoría ¿ No te parece ?
Bueno, supongo que lo llama 'pedagogía' por que no lo cobra!! ;p
Personalmente no soy tan crítico con las AAPP pues he trabajado con ejemplos de administraciones locales implicadas, y con buenos proyectos de sensibilización.
En todos los casos es importante que se cubran de la objeción habitual: "Cómo me piden ustedes que yo, pyme, sea responsable si ustedes no lo son o no lo han demostrado". Y es cierto, primero tienen que empezar por su 'casa', y luego poder salir fuera. Una forma muy buena y tremendamente efectiva son las cláusulas sociales en los contratos y compras públicas, ahí es poco...
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