Por F. Xavier Agulló. Hace ya unos cuantos años me enseñaron en la universidad, en la carrera de Administración y Dirección de Empresas, algo 'innovador' llamado dirección por objetivos. Es probable, no lo sé, que ahora esté en manuales de 'Historia del management' más que en los actuales libros de gestión empresarial.
Y a pesar de ello sigue alguna gente empecinada en valorar los puestos de trabajo, y por ende, las personas trabajadoras, en función de la presencialidad, o sea, manifestando una correlación directa entre calentar la silla y la aportación a la empresa.
Podíamos leer no hace muchos días en la prensa la estúpida noticia de que el colectivo fumador le cuesta a la empresa no sé cuánto dinero al año por abandonar el puesto de trabajo unos minutos cada equis tiempo. Al hablar de la conciliación o balance empresa-persona a menudo se intenta justificar por beneficios intangibles que aporta en motivación, clima laboral, etc., todo ello cierto, sin duda, pero en pocas se hace referencia al hecho de que partimos de una unidad de medida errónea.
Y es que en el trabajo se aprovecha un 61% del tiempo empleado.
Pero la mayoría olvida que lo importante no es calentar la silla, sino cumplir objetivos. Sólo las empresas mediocres valoran al personal por su presencialidad en vez de hacerlo por su productividad. Y partimos ya de la base que ignoran cuál es realmente la productividad de su gente y cuál, especialmente, la de su dirección.
Y es que es muy fácil contar el trabajo que hace la gente, y muy difícil 'valorarlo'. Establecer un sistema de dirección por objetivos obliga a tener una dirección cualificada, contar el tiempo de presencia sólo obligar a comprar un mecanismo con reloj para contar horas.
Muchos de los aspectos relacionados con la conciliación, como la flexibilidad horaria, la rotación de turnos, el teletrabajo o los permisos acostumbran a ser medidos en términos de presencialidad. Así seguro que no llegamos a vislubrar ni por casualidad las ventajas.
Sin duda la principal herramienta para la conciliación sea la dirección por objetivos. Las ventajas, además, serán exponenciales: ello nos obligará a tener personal directivo más cualificado, pero con una aportación más que proporcional a su coste adicional.
Como le gusta recordar a mi amigo Vicens, Séneca dijo "Pesa las opiniones, no las cuentes". Estoy seguro que este ilustre pensador clásico pensaría igual respecto al trabajo, como clásica es la dirección por objetivos.
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Pero la mayoría olvida que lo importante no es calentar la silla, sino cumplir objetivos. Sólo las empresas mediocres valoran al personal por su presencialidad en vez de hacerlo por su productividad. Y partimos ya de la base que ignoran cuál es realmente la productividad de su gente y cuál, especialmente, la de su dirección.
Y es que es muy fácil contar el trabajo que hace la gente, y muy difícil 'valorarlo'. Establecer un sistema de dirección por objetivos obliga a tener una dirección cualificada, contar el tiempo de presencia sólo obligar a comprar un mecanismo con reloj para contar horas.
Muchos de los aspectos relacionados con la conciliación, como la flexibilidad horaria, la rotación de turnos, el teletrabajo o los permisos acostumbran a ser medidos en términos de presencialidad. Así seguro que no llegamos a vislubrar ni por casualidad las ventajas.
Sin duda la principal herramienta para la conciliación sea la dirección por objetivos. Las ventajas, además, serán exponenciales: ello nos obligará a tener personal directivo más cualificado, pero con una aportación más que proporcional a su coste adicional.
Como le gusta recordar a mi amigo Vicens, Séneca dijo "Pesa las opiniones, no las cuentes". Estoy seguro que este ilustre pensador clásico pensaría igual respecto al trabajo, como clásica es la dirección por objetivos.
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4 Comentarios:
Estoy de acuerdo contigo en que la dirección por objetivos es un instrumento muy válido para la conciliación laboral y familiar, pero si es cierto el estudio realizado por la Fundación Madrina publicado ayer por el periódico La Razón, donde se decía que el 90 % de las futuras madres sufre acoso en el trabajo, de las cuales el 25 % son despedidas ( se refiere a madres que no comparten cargas familiares ), lo que hay en España no es la dirección por objetivos es más bien la dirección por adjetivos : dirigir como un imbécil, como un impresentable... en definitiva dirigir como un irresponsable.( Como verás, Xavier, ahora sí que soy sexista en el lenguaje )
La verdad es que estoy de acuerdo tanto con Xavier como con Emilio y es que aquí en Venezuela no escapamos de ese tipo de empleadores que solo se preocupan por el hecho de que sus empleados se queden despues de la hora ya que está socialmente bien visto, no importa si te quedas leyendo prensa, navegando en internet o esperando que pase la hora pico del tránsito, lo importante es que "salgas tarde" y el que sale a su hora cumpliendo con sus objetivos durante las 8 horas se les vé mal
Si es cierto el estudio de la Fundación Madrina, yo también voy a usar unos cuantos adjetivos para con ciertos comportamientos... Ahora bien, cierto es que hay que contar con la buena fe y professionalidad de las personas, es cierto que algunas se aprovechan de los beneficios, ¡¡a quiénes también podemos adjetivar!!. Pero ante ello tener en cuenta que no hay que pagar con injustia general el pecado individual.
Se de una empresa que hizo un seminario de 'recursos humanos' básicamente para transmitir la idea de que en el sector se trabajan 14 horas diarias... a la vez que por sueldos misérrimos, claro... adjetivemos, adjetivemos...
Cuánta razón, cuánta razón!! Y qué contenta estoy!!
Este discurso ya lo emprendí hace unos 6 años cuando empecé a trabajar en negociación de horarios laborables.
Hay que aprender a "valorar" muchísimo más la capacidad de realizar en 2h lo que otros hacen en 8h (2h de trabajo + 6h de calentar la silla)!!
Pero claro, la "presencialidad" y la "omnipresencia" aún estan instaladas como virtudes en las cabezas de algunos directivos...
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