Por F. Xavier Agulló. ¿Qué es el amor? Mejor dicho, para no meterme en embrollos en los que cada filósofo, psicólogo y sexólogo tienen su propia opinión, ¿qué me interesa decir sobre el amor?
Pues que amor es, entre muchas otras cosas claro, comprensión mutua, convivencia, aceptación,... empatía en definitiva. En especial quiero resaltar lo último: tener interés en saber qué preocupa a la otra persona y cuáles son sus deseos, motivaciones y creencias. Porque cada parte, cada persona, es distinta, y tiene motivaciones distintas. Comprenderlas hace crecer el amor.
La Responsabilidad Social también es, como el amor, muchas cosas, pero sobretodo debe ser empatía estratégica. Es decir, ser capaces de comprender las necesidades y pensar en lenguaje de la otra parte. Siempre me ha gustado especialmente el "decálogo sesgado" de Víctor Viñuales para las relaciones entre ONG y empresas, una relación de amor... y de sostenibilidad. Pero en especial también de empatía estratégica.
Si las empresas, las entidades gubernamentales, los grupos de presión, las personas consumidoras, los medios de comunicación y todo el sinfín de partes interesadas no son capaces de pensar en términos de la otra parte, la convivencia es imposible.
Si no somos capaces de asumir que a cada persona le gusta un lugar distinto por el que presionar el tubo de pasta dentífrica, no seremos capaces de construir relaciones mútuamente beneficiosas.
Pensemos qué desea la otra parte, y planteemos escenarios ganar-ganar, en los que todas las partes involucradas, cuantas más mejor, salgan ganando, cada uno persiguiendo sus propios y legítimos objetivos.
Responsabilidad social es ganar todo el mundo... o no ganar nadie.
Hoy te quiero, y mañana también. En mi país por cierto, Cataluña, hoy no es un día especialmente significado, pues el "Día de los Enamorados y las Enamoradas" se celebra el 23 de Abril, Día de la Rosa y el Libro, pero he querido aplicar un poco de empatía estratégica pues acaso para usted sí sea un día significado, y eso es lo que importa, ¿verdad?
Así pues, ¡Amor y Empatía Estratégica! (y de paso Paz en el mundo, que sino no llegaré jamás a Mister Universo).
Pues que amor es, entre muchas otras cosas claro, comprensión mutua, convivencia, aceptación,... empatía en definitiva. En especial quiero resaltar lo último: tener interés en saber qué preocupa a la otra persona y cuáles son sus deseos, motivaciones y creencias. Porque cada parte, cada persona, es distinta, y tiene motivaciones distintas. Comprenderlas hace crecer el amor.
La Responsabilidad Social también es, como el amor, muchas cosas, pero sobretodo debe ser empatía estratégica. Es decir, ser capaces de comprender las necesidades y pensar en lenguaje de la otra parte. Siempre me ha gustado especialmente el "decálogo sesgado" de Víctor Viñuales para las relaciones entre ONG y empresas, una relación de amor... y de sostenibilidad. Pero en especial también de empatía estratégica.
Si las empresas, las entidades gubernamentales, los grupos de presión, las personas consumidoras, los medios de comunicación y todo el sinfín de partes interesadas no son capaces de pensar en términos de la otra parte, la convivencia es imposible.
Si no somos capaces de asumir que a cada persona le gusta un lugar distinto por el que presionar el tubo de pasta dentífrica, no seremos capaces de construir relaciones mútuamente beneficiosas.
Pensemos qué desea la otra parte, y planteemos escenarios ganar-ganar, en los que todas las partes involucradas, cuantas más mejor, salgan ganando, cada uno persiguiendo sus propios y legítimos objetivos.
Responsabilidad social es ganar todo el mundo... o no ganar nadie.
Hoy te quiero, y mañana también. En mi país por cierto, Cataluña, hoy no es un día especialmente significado, pues el "Día de los Enamorados y las Enamoradas" se celebra el 23 de Abril, Día de la Rosa y el Libro, pero he querido aplicar un poco de empatía estratégica pues acaso para usted sí sea un día significado, y eso es lo que importa, ¿verdad?
Así pues, ¡Amor y Empatía Estratégica! (y de paso Paz en el mundo, que sino no llegaré jamás a Mister Universo).
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