Más allá de la Ley y los incentivos: la empresa responsable

. miércoles, 10 de enero de 2007

Fuente: Microsoft Office Online 9CRIS
Por Cristina Almirall. En un mundo éste afectado directamente por la globalización económica y los cambios políticos y tecnológicos son evidentes las enormes transformaciones que están sufriendo nuestras sociedades.

Esta situación nos obliga a no perder nunca de vista que la pura inercia del motor económico puede llegar a generar enormes perjuicios y situaciones de desigualdad en las personas que viven en el mundo, además de consecuencias medioambientales realmente nefastas.

Por esta razón, un tema que debería constar absolutamente en las agendas de las empresas es la globalización, principalmente en las últimas décadas, donde el desarrollo económico y social de las naciones ha sido perturbado por ésta. Este tema plantea, pues, tanto a las grandes como a las pequeñas empresas, hacerse con una visión más amplia y flexible del desarrollo económico y humano y tratar de hallar soluciones innovadoras y creativas para que entre todos sepamos ayudarnos a resolver las problemáticas y necesidades sociales, económicas y medioambientales. Por esta razón, la empresas deberían erigirse además de como principales motores de crecimiento y desarrollo del nuevo orden mundial, también en protagonistas concientes de sus responsabilidades con el capital humano que las forma y con el entorno en el que están implantadas.

El concepto de RSE es muy abierto y no existe una definición unánime sobre lo que significa, puesto que para algunos éste es un viejo concepto que se ha puesto de moda por parte del empresariado que desea ser responsable con su personal y con la comunidad donde están desarrollando su actividad, y para otros la RSE es la contribución de la empresa al desarrollo sostenible de la sociedad. De cualquier modo, el concepto de RSE es la actitud que tiene la empresa con su entorno, más allá del espíritu económico de la empresa y más allá de sus obligaciones de cumplimiento con las legislaciones específicas.

Cabe resaltar que en el Libro Verde de la Comisión Europea la RSE se define como "la integración voluntaria por parte de las empresas de las preocupaciones sociales y medioambientales en sus operaciones comerciales y las relaciones con sus interlocutores". Es cierto que las legislaciones recogen gran parte de preceptos que en caso de ser cumplidos por las empresas generarían comunidades más inclusivas, igualitarias y respetuosas con el medio ambiente y la sociedad en general, pero la realidad nos muestra que todavía queda mucho recorrido en este camino por hacer en este sentido y que por diversos motivos las leyes no llegan a cumplirse.

Sin embargo, en mi opinión la RSE no debería ser simplemente algo asumido porque se cumpla con las leyes establecidas o la empresa se beneficie por cumplirlas de incentivos, sino que debería de ser una actitud asumida de un modo natural desde los primeros días de puesta en marcha de la empresa.

Así, en este sentido, las empresas deberían más allá de la ley y de los incentivos tener un talante implicado y responsable con sus personas trabajadoras, el entorno en el que se desarrollan y los agentes interlocutores y empresas proveedoras con quién se relaciona, puesto que el no tener respeto y solidaridad con dichos agentes genera graves perjuicios en las personas y el medioambiente que deben evitarse y combatirse a toda costa.

Así las cosas, la RSE debería de ser un compromiso de responsabilidad por parte de la empresa: un compromiso libre, voluntario, ético y solidario, que suponga la participación activa de la empresa en el desarrollo social y económico, que le hagan adoptar convencida sistemas de gestión que combinen las dimensiones medioambientales, sociales y económicas.

Entonces, la construcción de las sociedades debería ser cosa de todos los agentes sociales y económicos: de sus gobiernos, organizaciones no gubernamentales y tercer sector, sindicatos, patronales, instituciones educativas, sociedad civil y empresas. Todos ellos deberían de encontrar el modo de trabajar de manera acordada y conjunta en el desarrollo de sociedades más inclusivas, equitativas, justas y sostenibles. Esta teoría implicaría una consideración de la riqueza económica, la competitividad y la productividad, junto con la responsabilidad social como parte fundamental de una visión ética de la sociedad.


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5 Comentarios:

Anónimo dijo...

Acá se plantea siempre si la RSE por parte de una empresa es genuina y espontánea o si responde meramente a un deseo de cumplir con ciertos estándares internacionales o locales, o peor aún, al afán de realizar obras que sean "prensables" y generen buena imagen para la empresa.

La diferencia está, en último término, en la frontera entre la ética a cualquier precio y un pragmatismo limitado a los números.

Anónimo dijo...

Ignacio, muchas gracias por tu comentario. Sus palabras me ha hecho recordar en las teorías del Sr.Carl Gustav Jung (1875-1961).
En su trabajo pionero "Tipos Psicológicos", Carl G Jung sugería que las personas tienen distintas preferencias psicológicas, lo que les da una perspectiva diferente de las situaciones.
Entender estas perspectivas y “actitudes” y sus diferencias es muy importante para ayudar a las personas a entenderse mejor a si mismas y a los demás.
La teoría de Jung formula la idea de que el desarrollo personal emana en principio de la comprensión de uno mismo.
En mi opinión la importancia de la empresa radica en su capital humano, por ello la primera consideración es el conocimiento de las personas que la conforman y la responsabilidad que la organización tiene para que el clima laboral sea adecuado e idoneo.Como sabrá los factores humanos y técnicos y su consideración influyen
decisivamente en la productividad de una empresa. El "clima laboral" es el medio ambiente humano y físico en el que se desarrolla el trabajo cotidiano. Influye en la satisfacción y por lo tanto en la productividad de la empresa. Y está relacionado con el "saber hacer", con las actitudes de las personas, y con su manera de trabajar y de relacionarse, con los medios que se utilizan y con la propia actividad de cada uno.
Mientras que un "buen clima" se orienta hacia los objetivos generales, un "mal clima" destruye el ambiente de trabajo ocasionando situaciones de conflicto y de bajo rendimiento.

Si la empresa demustra tener un buen clima también demuestra conocerse internamente, y si tiene un buen clima entonces las actitudes de las personas con su entorno pueden llegar a ser más sensibles y solidarias.
Volviendo a Jung, no se si recordará que fue Carl Jung quien acuñó los términos “Extroversión” e “Introversión”. Terminos estos que podrían considerarse también en el mundo empresarial. Jung resaltaba el hecho de que, aunque una persona pueda preferir la extroversión, también necesita prestar atención a su mundo interior, aunque pueda buscar la introversión en determinadas circunstancias.
Jung invita a resolver en nuestro interior aquello que criticamos en el exterior, a fin de aumentar la responsabilidad individual en la solución de los diversos problemas colectivos.
Así la RSE se fundamenta en el conocimiento interior, en consideraciones personales, y valores internos compartidos y coherentes, que ayudan a tener actitudes postitivas a nivel colectivo. Así, la acción ética y responsable de la empresa con sus trabajadores, entorno, y medioambiente se contempla como un elemento de creación de valor y de diferenciación, ya que la empresa escucha y responde a las demandas y necesidades de la comunidad, sin perder su papel de creadora de riqueza. Y esto en todos los niveles. La empresa formada por personas, conociéndo su capital humano y sus valores tendrá una relación sana a nivel interno y externo.
Cada individuo está relacionado por múltiples hilos al destino de la humanidad como un todo. Cada empresa está relacionada por múltiples hilos al destino de la humanidad. Y la empresa debe de tener en cuenta que sus actitudes tienen repercusiones en sus trabajadores, entorno, personas con las que se relaciona y medioambiente.
La teoría del caos puede ayudarnos a comprender las consecuencias de las pequeñas actitudes de la empresa. Si agita hoy, con su aleteo, el aire de Pekín, una mariposa puede modificar los sistemas climáticos de Nueva York el mes que viene. Imaginese la repercusión de las pequeñas actitudes, que sumadas a muchas actitudes negativas o positivas, pueden o bien causar grandes perjuicios o enormes beneficios en los millones de personas que viven en el mundo y el entorno natural.
A la conciencia de cada empresario queda la elección. Puesto que la RSE debe de ser a mi modo de ver una actitud ética y solidaria asumida de un modo libre y voluntaria.

Anónimo dijo...

Muy aleccionador lo de Jung.

A veces se da el caso inverso al que planteé en mi primer comentario: Hay empresas genuinamente responsables con su entorno, y la duda es, una vez llevada a cabo la acción, si comunicarla o no. Es lo que le sucede a uno en el plano personal cuando hace una obra de bien y duda de contársela incluso a su mujer.

La comunicación de la RSE, en el nivel empresarial, puede acarrear una imagen negativa en algunos receptores del mensaje, dado que lo interpretan como un lavado de cara cuando es en realidad una actitud genuina.

Anónimo dijo...

Hola Cristina,

Soy una persona que ha descubierto recientemente este ambito de la RSE, y simplemente decirte que tus posts me resultan realmente enriquecedores.

Seguiré atentamente el blog

Un saludo y ánimo.

Anónimo dijo...

Muchas gracias Sofía por su apoyo.
Comentarios como los suyos empujan a seguir trabajando para ir abriendo camino a la Responsabilidad Social.

Sr. Ignacio, quisiera decirle que le agradezco sus comentarios, y que en breve tendrá la oportunidad de leer un post que espero nos ayude a reflexionar a todos y abra el debate sobre las dudas que expone de si es recomendable o no comunicar las acciones responsables.

La comunicación de estas acciones a mi modo de ver puede acarrear una imagen negativa sólo si en la acción se entrevee una actitud interesada, que sólo busca la mejora de la reputación social e imagen pública de la empresa.
Estas actitudes, a largo plazo no son recomendables para la empresa, puesto que los "lavados de cara" acaban por ejercer un efecto negativo sobre la empresa, ya que pueden hacerle perder productividad y clientela.
En la RS hay que creer en las acciones que se implementan. La actitud debe ir a la par con la visión emprearial, puesto que sino ya no Sr. Ignacio ya no estamos hablando de RS sino de otra cosa. Como le digo, y podría mencionar casos, la actitud de la "empresa parásita" puede pasar una factuta realmente muy cara a la empresa que malentiende la RS.Muchas gracias Sofía por su apoyo.
Comentarios como los suyos empujan a seguir trabajando para ir abriendo camino a la Responsabilidad Social.

Sr. Ignacio, quisiera decirle que le agradezco sus comentarios, y que en breve tendrá la oportunidad de leer un post que espero nos ayude a reflexionar a todos y abra el debate sobre las dudas que expone de si es recomendable o no comunicar las acciones responsables.

La comunicación de estas acciones a mi modo de ver puede acarrear una imagen negativa sólo si en la acción se entrevee una actitud interesada, que sólo busca la mejora de la reputación social e imagen pública de la empresa.
Estas actitudes, a largo plazo no son recomendables para la empresa, puesto que los "lavados de cara" acaban por ejercer un efecto negativo sobre la empresa, ya que pueden hacerle perder productividad y clientela.
En la RS hay que creer en las acciones que se implementan. La actitud debe ir a la par con la visión emprearial, puesto que sino ya no Sr. Ignacio ya no estamos hablando de RS sino de otra cosa. Como le digo, y podría mencionar casos, la actitud de la "empresa parásita" puede pasar una factuta realmente muy cara a la empresa que malentiende la RS.

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