Por F. Xavier Agulló. Las cajas de ahorro son entidades que no tienen accionariado, y parte del beneficio se destina, por ley el 30%, a obra social. Es una fórmula jurídica que existe en Europa y no en Latinoamérica, aunque haya algunas entidades similares.
En 2.005, el destino de los fondos determinado por las direcciones de las entidades fueron los siguientes:
1. Cultura: 35,3%
2. Discapacidad y asistencia: 30,3%
3. Educación: 12,9%
4. Bienestar, deporte y ocio: 7,1%
5. Investigación: 5,2%
6. Conservación del Patrimonio: 4,9%
7. Medio Ambiente: 4,3%Fuente: Memoria de RSC de las Cajas 2005. Volumen I: Obra Social
Vemos pues como históricamente (no sólo en 2.005) la principal partida ha sido la cultura. En este sentido las obras sociales han cumplido un importante papel de sostener las inversiones culturales cuando dicho rubro estaba faltado de la sensibilidad de la sociedad.
En este sentido, la obra social ha estado normalmente desalineada de los objetivos estratégicos de las entidades, y se gestionaba de forma independiente. Pero ha sido la presión de los últimos tiempos de la responsabilidad social, cuando incluso las entidades bancarias convencionales (los bancos con accionariado) han empezado a tener una imagen más social que las propias cajas de ahorros, cuando las obras sociales han empezado a moverse hacia la consecución de objetivos estratégicos de negocio para las entidades, sin menoscabar lógicamente el objetivo social.
Así pues las obras sociales han empezado a especializarse: la de Caixa Catalunya a medio ambiente, emprendimiento social y microcrédito, la de Bancaja a juventud o la de Caja Madrid a discapacidad. Es decir, han empezado a jugar una baza importante en el posicionamiento de las entidades. Ello de hecho implica una intervención del ámbito económico en lo social, pero es que no podía ser de otro modo, la sostenibilidad de las propias entidades estaba en juego.
Pero fue Caja Navarra (CAN) la que hizo la apuesta más innovadora. Con el programa Tú eliges, tú decides ponía en manos del voto popular de la clientela el destino de los fondos. Incluso para el 2.007 tienen previsto que la clientela pueda decidir exactamente a qué entidades quiere destinar la parte de beneficios que generen sus fondos y pasivos.
El resultado fue la inversión del destino tradicional de los fondos:
1. Discapacidad y Asistencia: 26,2%
2. Investigación: 12%
3. Cooperación: 11,6%
4. Medio Ambiente: 10,8%
5. Bienestar, deporte y ocio: 7%
6. Cultura: 4,4%
7. Empleo y emprendedores: 3,9%
8. Conservación del Patrimonio: 2,1%
9. Todos: 22%
Fuente: Memoria Responsabilidad Social Caja Navarra 2005
Vemos pues como la cultura ha pasado a ocupar un lugar residual, por el simple motivo que la cultura ocupa un lugar residual en el interés de la sociedad. Debemos preguntarnos en cualquier caso si globalmente a nivel de sociedad la cultura va a recibir menos fondos (pues debemos contemplar el crecimiento del pastel global para partidas de acción social y mecenazgo cultural de las empresas, con lo que aunque el porcentaje sea menor quizás el monto destinado sea igual o superior).
En cualquier caso la democratización de acción social acerca las necesidades sociales a la decisión individual de la ciudadanía. Más allá de la reordenación de partidas, el programa de la CAN ha provocado una nueva forma de sensibilizar la sociedad de consumo.
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